14
los reyes habría quedado oculto entre tantos que el
peso de su poder sofoca, si la conflagración universal
con que la humanidad hace temblar sus tronos, no hu–
biera disminuído el poder del que aetualmente reina en
España . A este movimiento de la naturaleza debo una
libertad, que jamás hubiera adquirido de otra manera;
a los hombres que animan esta nueva marcha del mun–
do mi gratitud y los más vivos deseos porque terminen
la obra de las luces; y a todos, la historia de mis sufri–
mientos.
La debilidad de mis Órganos no me permitirá hacerla
interesante ni por la belleza de imágenes, ni por la
reminiscencia de lo más interesante; pero no creo que
sea indiferente mi· asunto cuando todo el mundo se con–
n;ueve contra los tiranos. En una serie de cuarenta años
de opresión, cudlesquiera que sean los recuerdos de mi
sensibilidad y memoria, formarán, creo, un cuadro bien
singular de la ferocidad española (a).
La provincia del Cuzco, antigua capital del Imperio
de los Incas, g.emía · desde el tiempo de la conquista
bajo del yugo tan duro como impues to por la mortan–
dad de 14 millones de indios, y por la acción de los ho–
rrores espantosos que refiere diminutamente la historia
de. aquellos tiempos. Los naturales en el año de 80 se
hallaban (y actualmente están) reducidos a una esclavi–
tud semejante y aun peor que la de los ilotas y de los
mismos africanos de quienes son fr.ecuentemente maltra–
tados; pagaban un tributo personal muy superior
al
pro–
ducto de su trabajo; disminuían, para llenarlo, su ali–
mento hasta un punto increíble; explotaban las minas
(a) En las páginas de estas
Memorias
nuiestras notas son
mateadas con letras, llevando, además, nuestras iniciales al
fi–
nal, 'entre paréntesis. Las notas numeradas son de juan Bautis–
ta Túpac Amaru. Advertimos también al lector amable q'1e se–
guimos fielmente la ortografía original de los documentos anti–
guos, exceptuando la puntuación
y
acentuación que van amolda–
das
a
los respectivos cánones actuales.
(F.A.L.)
.
,