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de Mendigure, sobrino de éste, y otros cinco indios (!Ue les acom–

pañaban en calidad de criados o familiares, a todos los cuales'

mandé alojar en el Real Colegio del Príncipe, donde anterior–

mente se hallaba depositado Fernando Tupa Amaro, hermano del

primero, como manifesté a Vuestra Excelencia en mis cartas nú–

meros 93 y 119, prometiéndoles que si permanecían constantes

en la fidelidad y lealtad juradas oiría sus pretenciones; pero

usando desde luego la cautela de ponerles, con pretexto de su¡

mayor seguridad, un Oficial de confianza que les awmpañase,

con orden reservada para que les observase todas las operado–

nes, y me diese cuenta de cuall!uiera novedad l!Ue l!!!yirtiese.

Igual encargo tenía hecho anteriormente y aún desde el prin–

cipio de la pacificación al Coronel Don Gabriel de Avilés, Co–

mandante de las Armas del Cuzco, a los Corregidores de las pro–

vincias de Tinta

y

0..uispicanchi

y

a otras versonas de •zonfian–

za, por cuyos avisos he tenido individual notida de cuanto han

ejecutado en este tiempo Diego Tupac Amaro

y

sus sobrinos. Y

aunque hasta ahora no habían dado unas pruebas positivas

y

claras de su reincidencia, todos convenían en que era sospecho–

sa y poca segura su fidelidad: que tenían frec'uentes tratos con

los demás indios, entre los que ejercían jurisdicción, y de los

que recibían una especie de obsequio o adoración, que manifes–

taba muy bien Ja subordinación en C!Ue los tienen: (!Ue han vi–

vido y viven con un abandono, despotismo y autoridad, qual sino

reconocieran otro superior: igualmente que no daban las menores

señales ele enmienda, ni había esperanza alguna de reducir a Die·

go Tupac Amaro a que se presentase voluntariamente en esta

Ciudad, como falsamente lo había prometido repetidas veces.

Todos estos indicios de su pertinacia y rebeldía resultaban coro·

probados por sus repetidas cartas y avisos que me dieron los en·

cargados y otras persouas de entera fe, cuyos documentos unidos

a la Real Orden que V. E. me comunicó, con fecha de 24 de Mlli-1

yo próximo pasado, se lo remití al Visitador General Don Jorge

Escobedo, para que bien examinados estos ante.. ::edentes, y en con–

sideración al acfual estado del Reino me diese sobre todo su dic–

tamen, el que se participó con dos oficios consecutivos que para

ello me pasó y conformándome con su parecer, expedí con suj

acuerdo la orden de instrucción, de que acompaño copia con el

No. 1, autorizando por ella a el expresado Coronel Don Gabriel

de Avilés, para que en la primera ocasión favorable que se lel

presentase, asegurase a Diego Cristóbal Tupac Amaro, la mujer,

hijos y familia y principales caudillos, dándome cuenta con an·

ticipación, para que ello dispusiera en esta Ciludad

la

prisión de

sus sobrinos, y se les formasen a

todos sus corres¡>ondientes

causas.

Esta orden se le dirigió a el anunciado Avilés por medio de

un extraordinario que para ello hice el 24 de Febrero l'róximo,

y