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los testigos el perjuicio de haver de bajar a esta Ciudad, con dis–

pendio de sus cortos vienes

y

pérdida de sus chacras, siendo aho–

ra el tiempo de las cosechas, según reconocerá Vuestra Excelencia

de la copia No. 3; pero yo que conosco cómo se procede por estos

países en asuntos de esta naturaleza,

y qu

e todos los más que

han preso, fuera de aquellos que se die.en ser de la familia de

los Túpamaru, los han remitido sin más que una voz vaga o por–

que en la Rebelión (anterior) se distinguieron, sin que se sepa

hayan d<.do posteriormente causa nueva; comprendo que los co–

rregidores no han de poder formar las prevenidas sumarias, ex–

cepto uno u otro, y así el corregidor de Quispicanchi dice no

aver remitido otros que a los Cóndori, de quienes hay en los

autos la correspondiente justificación, sin que se le pueda recon–

venir, si ha enviado más como veerá Vuestra Excelencia en la

copia No. 4; y el de Tinta, no obstante de estar bien daro el ofi·

do mío, me contesta el que va con el No. 5, y he vuelto a escri–

bir el No. 6. Bien creo que en este caso prncedea de buena.

fe, porque llevados de celo y de precaver qualquiera accidente,

remitan a aquel que se les informaba, podía ser perjudicial, te–

merosos de quedar expuestos a las resultas, y los demás cuida–

dos oue tendrían en sus provincias, les im!>edirían el formarles

o encargar formar la necesaria justificación,

y

ya aun el corto

tiempo que ha pasado había oscurecido los hechos, o faltaran quie–

nes depongan por la confusión

Que

ofrecen estas circunstancia;;,

y esto me tiene con las manos ligadas para obrar, pues aún en

la forma.ción de la causa principal de Diego y demás de su fa.

milia no puedo fijar pie en cosa sustancial, particularmente en

causa de nueva sublevación, pues como en los testigo;; de su–

maria no se puede reconocer, sino poner lo que dicen, sin po·

derles seguir al mismo tiem90 con separación su respectiva cau–

sa que hera el único modo de adelantar algo a causa de que con–

vencidos por los testigos podrían declarar en la .confesión algu–

nos puntos que sirviesen de comprobante a los delitos de Diego,

ni puedo hacer esto, porque aquí es imposible formarles causas

ínterin no vengan las sumarias, ni puedo sacar de los testigos

cos~

de entidad porque todos niegan, y solo uno u otro dice alg¡o en

punto a ocultación de caudales, (!Ue es vien notorio, y sólo me

habré de gobernar por algún otro indicio; la causa de los Cón–

dori y una información que en virtud de lo que tenía escrito al

Corregidor de

Quispic~mchi,

me remitió estos últimos días, por–

que con esto tiene bastante el pobre Diego. A dos dases se

reducen los que se hallan presos, 57 entre indios, españoles Y

mestizos, que no se sabe positivamente hasta ahora su causa, y

para mí los más de ellos están inocentes,

y

73 entre Diego y demás

que se dicen su familia y los dos Cóndori me ha costado muchos

ratos de reflexión el contempfar como

c~mbinar

el castigo y la

piedad del Rey! que tanto ama un vasallo, por quien se des–

vela y hemos visto derramar sus liberalidades, teniendo presente