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AL~lA
LATlKA
la imaginacion. Pero ha ta ahora
110
ha quedado
,ont,nto
de nin–
guno.
'rodos se han caido. Una
eonsecuencia de todo esto es que
el señor Bustamante s63a poeta.
Guarda ele
todo un desengaño.
Ha soñado en ser escultor. En
pintar algo colorado. En levantar
sus castillos. Tenía pues necesa–
riament~
@t
ue hacer ve rsos. Cu l–
ti
va
el género elegíaco.
Y
vive en
Chorrillos. Lo mismo q·ue el se–
ñor Escudern .
Dicen que en las hude crspus–
c,ulares se juntan.
Y
eonversin.
cle
comprenden.
Se revelan
el
uno al otro. El señor Escudero
silva al señor Bustamaute. Trozos
escogidos de sus óperas .
Y
el se–
ñor Bustamante le pint& sus des–
gracias.
Y
ambos se abrazan en
e l Malecón,
triste
y
desierto.
¡Pobres raros!
T. G.
D'Ült.
~ONDEL
PARA
«ALMA
LATI NA»
Yo
he visto e11 el espejo de tn semblaute
retratarse la imagen de
tn
alma buena,
como
en
la luz del cielo puro
y
radiante
,-,
se retrata
una,
dulce tarde serena.
La luna-solitaria morena erra11te-
da
á
copiar
á
los mares
tod a
sn pena,
y
tu, como la lrma triste
y
morena,
das al crísliial lumineo de tn semblante
la
in•agen candorosl'l.
de
tu
alma buena.
Y
tal como la ·'d ulce tall'd e 8Pre11a
SL~eña
á'.la
1
inz
de un cie!o pnro
y
radiante,
y
tal como en los mares dnerrne la pena
de la luna que pa, a triste
y
ern-111 te·
duerme
y
~ueña la imagen de tu alma buet1a.
sobre el cristal lumíneo de tu semblaute.
L
·1s FERNÁN
CLSKE.Ros.