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ALMA LATINA
porque era la hora de partir. Rosi
ta se despidió sonriendo y sólo al
alejanos ya en la lancha agitó su
pañuelo melancólicamente como la
oblicua Tan Kiú ......
Y
así se van todas. En cambio
Barranco, Chorrillos.
l\1i
raflores,
se van a convertir durante tres
me–
ses en un Edén envidi a ble Cuál de
ellos triunfará? A nosotros no se
nos ocurre contestar a esta pregun–
ta. Pensamos que todos son igua
J.
mente floridos y que bajo la som–
bra de una glorieta perfurnaciR .–
sea barranquina, miraflorina o cho.
rrillana-cl amor es igualmente
dulce y envidiable y no se acuerda
en que punto del universo está
Pensamos sí, y pedimos perdones
anticipados por la comparación
que el alma san pedrana armoni
za con la poética tristeza. de Cho.
rrillos y que la terraza del Malecón
donde la luna destEje su tristeza de
plata, en las noches estivales pare–
ce hecha para la 110stalgia de las
hijas de María. Hay noches de re.
treta en que el M~lecón, parece un
largo salón blanco, en que las po–
llitas bailaran un
M
inuet de enre–
vesadas vueltas y caprichos giros
que el mar acompañara con una
suave música como de violines hún–
garos '
En Barranco, el sol invade de ple–
no las calles, el :nar deja de ser ru–
moroso, y tranquilo para juguetear
y reir, enseñando la blanca espuma
de sus olas, y las pollitas ríen y co.
rren por la amplia bajada bordea–
da de árboles y en los jardínes ma.
ravillosos de luz y de color. El Ba–
rranco es hecho para el espíritu de
Belén. En la glorieta de l9s baños,
las risas femeninas se confunden
con la risa de las olas y en el Par–
que triunfa la sonora alegría de las
carcajadas.
.
Miraflores es como San José . Un
balneario . escondido y silencioso.
A la vera del camino .
.r
unca al pa–
sar por él, habeis visto ninguna fies-
ta, ni demostración de la vida del
pueblo, pero sabéis que hay en él
mujeres hermosas y poemas de
amor .
Sin embargo, creo preferible para
las Josefinas, que se vayan a acom–
pañar a Rosita a Huac:=ichina: Así
lograrán armoniZé1r el tono de sus
bandas multicolores .c on el precio–
so earmín que la laguna obsequia
a las cabellerns de sus ba ñantes.
No les ha gu.stado la idea. Pues
a.
nosotros, tampoco Porque en un
mismo balneario podP.mos encon–
trar reunidas las tres graci.:=is ......
y
porque nos sucede con las colegialas
lo mismo que con las glorietas.
Para un coloquio inocente nos da
lo mismo, la tristeza sanpeclrana. ·
la aleg11a helenista o la gracia de
Cluny. Lo esencial es que haya co-
loquio.
' ·
TIN-TIN
Belleza moral
Dedicado a mi querida anúga
1111. M. S .
No es muy común. p1;ro st~ele en–
contrarse en los hogares cristianos,
el hermoso tipo cuyo retrélto se de–
ja ver en las siguientes líneas
Joven es todavía y parece ancia–
na por su discreción: siempre afable
y sonriente, jamás murmura ni se
queja contra nadie senicial hasta
la abnegc1ción es el ángel de paz y
de consuelo en el hogar de sus pa
dres. Su piedad no molesta a l<1s
personas con quien vi Ye, antes.edi–
fica y enseña, y de ·tal modo ha sa–
bido conciliarla con sus deberes clo–
mésticos y sociales que no se le no–
ta nada de huraña,chocante o eo·ois–
ta; vive una vida ordinaria per~ or–
denada y útil; libre de toda exrigera–
ción, excentacle toélo sentimentalis–
n:1º
y nerviosi~lades , modesta y sen–
c1lla, habla siempre con dio·niclad
Y. moderación, se. viste sin ;pulen·
cm pero con gracia; y a todos o-u::i.r–
da los miramientos que le sot->n de–
bidos.