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1os reyes habría quedado @culto entre otros tantos que,
el
peso de su poder su foca, si Ja conflagTacion universal
con que la humanidad hace temblar sus tronos, no hu–
biera disminuido el poder del que actualmente reina en
España.
A
este movimiento de la naturaleza debo una
libertaJ, que j(l.mas hubiera adquirido <le otra manera,
á
los hombres que animan esta nueva marcha del mundo
mi gratitud
y
los mas vivos deseos porque terminen la
()bra <le las luces,
y
á
todos la historia de mis sufrimientos.
La debilidad de mis órganos no me permitirá hacer–
la interesante ni por la beHeza de imág·enes, ni por la
Teminenr..ia de lo mas interesante ; pero no creo sea
indiferente
mi
asunto cuando todo el mundo se conmue–
ve
contra los tiranos. En 'una serie de cuarenta años
{le
opresion, cualesquiera
que
sean Jos recuerdos
de
~i
sensibilidad
y
memoria, formarún creo, un cuadro bien
$ing·ular de Ja feroci<lad española.
La provincia del Cuzco, antigua capital del imperio
ele los Incas, gemía desde el tiempo de la conquista bajo
de
yugo
tan duro como impuesto por la mortandad
cle
14
millones de indios,
y
por Ja accion de los horrores
espantoso~
que refiere diminutamente la historia de aque–
]los tiempos. Los naturales
en el
año de
SO
se hallaban
(y
actuall,\l1e~te
están)
redt.~ci<t1os
á
una esclavitud seme–
ja.nte
y
aun peor que la de- 1@s ilotas
y
de los mismos
q,fric~nos
de quienes son frecuentemente maltratados ;
pagaban un tL·iJ:rnto personal muy superiot: al producto
<le
~u
trabajo; disminuian
pata
llenarlo su alimento hasta
un punto i11creibJe; explQ.baban las minas llenos de
' ham~
bre
y
miseria,
Yi
<lx>s tcrnios, de
Jos
que forz_osamente
eiian desti,nados cadai dos, años,
y
q1Ue
ascienden
á
6
ó-
7 mil. indios, pereciain v.Íctimas de Ja durezai de
SUS OCU'–
paciones. Sus jueces. i:egiulairmente espaitoles bárbaro&,
y
Jlenos de codicia tenia1n1 la arbitm1·iedad qlle claua 1a
distancia
ele
Ja metvópoli,
Ja
inutilidad <lel códig·o espa–
fío1,
la
inmoraJidoo, la ig-ngrancia,
y.
el
des~o
de hace1·
riqueia.s
po¡ las
v.ias.
de la.
a.utoridad,
qu~
era el
prin·
··.