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pocos preten<L1n Jeducir de estos hechos, consecuencias

favorables ó contrarias

á

esta industria,

y

que intenten

hacer prevalecer sus dictámenes como doctores en la

materia, cuan<lo

les faltan

los conocimientos

g~nera­

les ó especiales sobre ella: causa principal ele todos los

errores que

~e

cometen.

Pero no es posible que esos conocimientos se generali–

ce1:i

sino con el tiern·po,

y

esto es tanto mas lejano

cuando no se adoptan los medios que convienen

y

son

pro¡.Jios del caso. No se limitan esos conocimientos en

la adopcion de las

reglas especiales de ca<la ramo que

intervienen en la produccion, sino que es preciso tam–

bien fijarse en los que hacen mas falta en América para

la plantacion acertada <le

la industria de

la seda, es

<leci, en los generales del conjunto de los hechos natura–

les, agrícolos

y

económicos que intervienen <le

un

mo<lo

directo para la plantacion acertada,

y

los solos que pue–

den dar un resultado positivo. Sin la intervencion an–

ticipnda de estos conocimientos que deben

estucJiar~e

de

antemano, poniendo así de acuerdo

y

determinando la

primera organizacion

de

todo lo que conviene

á

los

cultivos de las müreras

y

del gusano de

sed~,

con las

circunstancias locales del clima,

terreno~,

riegos, admi–

nistracion, locacion de edificios, mo<lo de construirlos,

etc., esta especulacion no puede caminar por mucho

tiempo sino al tanteo

y

de un modo eventual.

Por lo expuesto, es preciso convenir en que, atendidas

todas las dificultades que hemos indicado, si por una

parte no debe extrañar

la

lentitud. con que sé generaliza

esta industria

en

América, por la otra cuan difícil seria

conseguida si contamos solo con los medios ordinarios.

Tal es la conviccion que hemos formado en los veinte

años

de

una

dedicacion

especial

á

esta industria en Chile·