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creía sospecha su pintura. .Mas declara dicho Hilario y dice: que
aunque de antes no lo conoció a este Juan Thupa
An~aro,
pero
que oyó decir haber servido de portero en las ocasiones. que
se hizo dueño su hermano el traidor rebelde, en el obra]e de
PGmacanche, cuidando de sus encargos con prespicacia y rigor,
y después en los otros mandados de aquel rebelde; como de
haber estado vigilante en Tinta la noche que hizo la fuga su
dicho traidor hermano, para trasponer las cosas y cargar las
que pudo donde el sabrá; (h) y también las de su otro her–
mano Diego Thupa Amaro, cuyas declaraciones dice, dicho Don
Hilario, no se le han tomado, ni cuando lo cojió y lo amarró
en el agujero, quiso declarar nada. Así mismo dice este decla–
rante, que comúnmente a oído decir, que todos los han cono–
cido a Juan Thupa Amaro por hermano menor, de segundo ma–
trimonio, del dicho rebelde Josef Gabriel Thupa Amaro; y que
esta es la voz común que corre en todos estos contornos;
y
que es la verdad de lo que tiene practicado, sabe y ha oído,
so cargo del juramento que fecho tiene, y leída que fué esta
su declaración de principio a fin, dijo, que se afirma y ratifi–
ca en ella, y que no tiene que añadir ni quitar; y es de edad de
treinta y dos años y medio, y que no le tocan las generales de
Ley; y para que conste lo firmó conmigo y los testigos que
se hallaron presentes, actuando con ellos a falta de escribanos;
de que certifico.-Hilario Yáñez.-Hilario Silva.-Mariano Ma–
nuel de Zalas.-Miguel de la Turre."
"En dicho pueblo, día, mes y afio; en prosecuc1on de la in–
formación mandada; Yo. el dicho comisionado, fuí con el in–
térprete nombrado y testigos a la casa de Joseph Sánchez,
hom~
bre viejo
y
enfermo, residente en este dicho pueblo,
y
vecino
que fué del pueblo de Surimana, patria del dicho Juan
Thup~
(h) Antes de caer en manos de los españoles, es más que
P.robable .que José Gabriel Túpac Amaru encargara a Juan Bau–
tista, teniendo en ·cuenta su "perspicacia" ocultar en sitio segu–
ro
~ us
joyas, dinero y otras cosas de valor, en lugar que él sólo
sup iera, para ponerlos a salvo de la rapcaidad de sus enemi–
•gos, como se deduce de lo declarado por l-Iilario Yáñez. En es–
!e hecho encontramos la explicación ·de la relativa blandura que
¡ueces
y
carceleros usaron con Juan Bautista Túpac Am.aru.
Tenían la esperanza, sin duda alguna de arrancarle sus secre–
tos vali éndose de engaños y promes;s. De allí que Jo conde–
i;aran sólo a des tierro, mientras a otros, menos culpables que
el, los llevaron a la horca. Por lo que se vislumb ra en algunos
renglones de sus Memorias, se deduce que el General Avilés no
ft\é ajeno a estas maniobras curialescas. (F.A.L.)