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ALMA LATINA

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~../\./"l.,,l"·,.,,,.,,_,,..~A./'\././\./'../'J"'J"\./\.,1"...,...._,,,...~~~

señor Valverde era como una no–

ta discordante. Un trompetazo en

medio de una plática silenciosa,

Pero eso no quiere decir que

110

füeran unidos con el señor

,Valverde. A él se le podían per–

mitir esas cosas, porque al fin y

al cabo era el señor Valverde, co–

mo quien dice el niño mimado de

la clase.

Así era el 4° año de

J

urispru-

1

denc1a.

Paz. Armonía, Silencio.

En las Asambleas Unív,ersita–

'rias fueron siempre el equilibrio

de la balanza. Algo así tan call a–

do como una mayoría gobiernis–

ta ,en el Congreso: «Vota y ca ll a».

Ellos paJ ecían tener como lema:

«Estudia y calla» .

Y todos los alumnos. de la cla–

se tienen un sello de seriedad a–

brumadora:

El señor González (don Teodo–

miro) seriedad arzob'ispal.

El señor Benavides Loredo: se- ·

riedad mística.

El señor Quesa<;la: seriedad fi–

losófica á

través de sus anteojos.

El señor Osores: seriedad es–

pectral.

El · señor Castro: serena sene–

dad poética. El señor Polar: se–

riedad mistiana; El señor Bel–

troy: seriedad melancólica. El se–

ñor Lastres: seriedad melancólica,

segunda edición. El señor Gón-

gora seriedad crónica.

,

.

Y así todos. A cual .mas seno.

Pero ahora quince días han al–

borotado el gesto y se han tirado

Jos platos á la cara, ni mas ni me–

nos que dos comadres.

-Pero ¿con quién?

-Oon los alumnos de 3er, año.

-Porqué?

-Por el Centro Universitario.

-Sí. Pero ¿qué ha sucedido?

-Una insolencia!

¡Una

falta

dé . respeto! Pues que un alumno

del 3er. año ha tenido el :lescaro

de hacerle el amor á la Presid,en–

cia del Centro Universitario en

las mismísimas barba8 de los muy

respetables señores del 4° año.

-¿

Y que han hecho los del

año?

-Se reunieron en una clase ba–

jo la severa presidencia del señor

Gom;ález Elejalde. Hablaron en

voz baja. Apenas si se oí~ la

d~.1

señor Valverde. Y de ah1 salio

un manifiesto. Un manifiesto muy

serio

y

muy grande. Mas serio_ y

mas grande que el de los futun::;–

tas.

-¿Y qué pechan esos señoresr

-Ya se lo puede Ud. fignrar:

la seriedad. La seriedad en las

elecciones . La abolición de las

pantomimas electorales. La elec–

ción por suerte.

-¿Y fué aprobada?

-No. ¡Otra falta de respeto!

¡Otra insolencia de los de 3er. año!

Figúrese

campañero, que estos

jóvene_s de 3er. año que ?ºr~ocen

la seriedad de los del 4 · ano se

llevaron

á

la asamblea una s

erie

de «gracios0s». Los señores

p.el

4

9

año se_ esperaban todas me

n?s

ésta. Habían ido

muy

serios. Dis–

puestos

á

disentir doctrinariamen–

te. Iban

á

dejar correr el torren–

t.e de su oratoria comprimida por

tanto tiempo . ¡Y les salen con és–

ta! ¡Hacerles gracias

á

ellos!

Corno ponerle una cruz al dia–

blo.

-De salir corriendo. ·

PASA A LA PAGINA

8

,