ALMA LATINA
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El poema de los rieles
Los rieles tienen su poesía:
Bajo las ruedas de los vagones,
La de una dicha por siempre trunca,
Se juntan mucho en la lejanía,
Pero no llegan a unirse nunca.
Son como espíritus incomprendidos
Que separaran viejos prejuicios,
Son dos amantes adoloridos
Por las ausencias y sanificios;
Son como mártires crucificados
Sobre el madero de los durmientes;
Son dos filósofos encarcelados
Que se sublevan y que parecen
Entonar himnos de rebeliones.
Hi~rros pacíficos, hierros fo1jados
Entre el incendio de alguna fragua,
Que abren los surcos con los arados
Y con los buques hienden el agua.
Hierres de horrores de los suplicios,
Que amordazaron llantos y penas,
Hierros de sangre de los cilicios,
Hierros de muerte de las cadenas.
Que entablan diálogos omnisapientes.
Hierros forjados con viejas lanzas
Y con corazas y con cañones,
Yo sé que alienta!'! sus esperanzas,
Yo sé que sufren sus decepciones.
Hierros de guerra que se estremecen
Todos los hierros E>ufren y añoran
Cuando en la noche reina la calma,
Gimen y rugen, cantan y lloran
Pues tienen vida, pues tienen alma.
Por eso en las noches calladas y quietas
Hay rieles heroicos que fingen clarines
Y piden matanzas, y hay rieles poetas
Que cantan las rosas de dulces festines.
Reviven tizonas, martillos
-y
clavos,
Sonoras campanas y carros triunfales,
Escudos de reyes, cadenas de esclavos,
Y cruces vetustas y viejos ciriales.
Largo silbido de notas crueles rasga lo oscnro
Y a lo que han sido vuelven los rieles como a un conjuro.
Jadeante por los flancos de los Andes gigantescos
Cual serpiente luminosa, cual luciérnaga sonora,
Va trepando poco a poco la sin par locomotora
Que al entrar en la penumbra de los túneles dantescos
Es el símbolo glorioso del triunfo del progreso
Contra el alma milenaria de los montes de granito;
Contra el alma de los rieles que en un signo de igualdad al infinito
Se prolongan y se juntan a lo lejos cuál queriendo darse un beso.
GMO.
LUNA
CARTLAND