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Calvo fué consecuente con Santa Cruz
i
acató su voluntad
en cuanto pudo. No por eso dej6, a fuer de hombrc honrado,
de exponer al Presi<lente las cosas
i
los hechos, segun Jos en–
tendía, usando de una franqueza a que creía tener derecho en el
fuero de una íntima amistad
i
de una correspondencia confi–
dencial.
11
La opinion (escribia Calvo a Santa Cruz desde Sucre en
carta de 3 de Julio de
I
837) es tan universal, tan fuerte, tan
pronunciada contra el pacto, que toda ponderacion es corta.
Nuestros enemigos ya no tienen necc idad de hablar contra él,
i
estan callados, porque todos hablan
i
los bañan en agua olo–
rosa. Verdad es que aquí se hará tal vez la cosa mas pública
que en otras partes; pero cartas de Ja Paz, de Potosí
i
aun me
dicen que de Cochabamba, son las que los han convencido de
Ja jeneralidad de la repugnancia;
i
yo no lo dudo, porque todos,
empezando de los prefectos i
de
lo mas decididos amigos de
usted, apénas leían el pacto, cuando e ·clamaban que todo lo
sona. En el último dia de vuestra reunjon extraordinaria, en Tapacarí
i
despues de cerradas las se ione , recibí el decreto por
el~que
me dí teis, en
el exceso de vuestras bondades, el titulo de
Conservador de la paz,
hacién–
dome al mi. mo tiempo jeneral de di vi..ion del ejército permanente, i en jefe
de la Guardia Nacional. .i\l colmarme de tan clá ica
di tincione en los
tra portes de vuestro entusiasmo por la gloria de la patria, sin duda oh·i–
dástei , señore , mi profesion, mi edad, mi
dolencia , i ha ta mi carácter
personal. ........ Educado en la carrera del foro, i a lo
do
tercios de mi
existencia achacosa, mí conciencia me grita que no puedo ser útil a mi
patria como soldado, i con tal com·encimiento hasta injusto seria conservar
por mas tiempo un titulo que dehe er el premio esclusÍ\'O del yalor
i
de
las virtudes mrntares. Destargadme, pue , señore , de e te in oportable
peso i del rubor que me causan insignias inmerecidas ......... Al protestaros,
señores, que hoi es el último dia que me presento como jeneral, permitidme
que os conjure una i mil veces porque admitais la cordial i firme renuncia
que hago ante vosotros, asegurándoos que e ta gracia valdrá tanto para mí
como Ja de haberme titulado
Conservador de ta paz,
que no puede er mayor
i que demanda toda mi gratitud ......... ')
La renuncia, sin embargo, no fué admfrida, o mas bien, no se alcanzó a
tratar de ella en el Congreso del 37, que suspendió pronto us esiones, por
¡as circunstancias que luego diremo ,
i
el titulo de jeneral continuó dándo–
sele a Calvo en los documentos ofi:iales
i
ha ta en la corre pondencia pri–
vada.