yedra, qLJe
pN
los
:i rbo!cs
carninas,
rorciendci
el p:iso por su
verde
seno ,
yo
me
d
trn •geno
del
grave ma!
CJ ll~
5Íento,
que
de
puro
contrnto
con vucscra
soled.idme recreaba '
donde con dulce sueño repolaba ,
ó
con
el
pensamiento discurría,
por
donde
no
lnllaba
si no
memorias llenas de
alegria.
Y
en
e~re
mirn10 valle
donde
ahora
me cncri1tezro ,
y
me
csnso
en
el
repos(\
esc ube,
ya
conrcnro,
ya
descanzado.
O
l)len
caduco,
vano ,
y
presuroso
l
Acueniome,
durmi cndu
aquí
alguna hora;
Gue
despcmndo
á
Elisa vi
á
mi
lado. &c.
Algo mas podía decirse sobre cstQ materia ,
pero
habien•
J13mc
asJlcado
u n
eicrupnl o,
temo
contin uar
un1
materiJ,
ta n
agcna
de
la
ma no
y
p!ll ml
de un sugcto ,
Cllyo
ins–
tituco
nos
dicen ,
qtJe
d~b:
rdtJcirsc
á
carecer
de
No-;
cione:S.
Sea enhór-abuena.
DE LOS TRAGES.
.
Natmal
es
al
Hombre
busca~
Sl.Jslicitas
comodidades
sin
pet joicio
de
sus
~cmcjamcs,
y
entre
las muchas,
á
cuya
~olicirn<l
le
arrastra
50
misma incl1nacion , no es de
me–
nor orden
la
comod idad de su
vestido ,
qc.e
consiste
en
hJCcr
al hC'mbre exterior,
~ bri gJd o
libre, decente
y
re~pe•
&ado; quatro
condiciones
muy
csenci•les que
á
mi pare:.,
cer·