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FIESTA SIMPATICA
Sr. Guillet m o Luna Ca rtla n d
1
'·
Fiesh~ simpática
y
llena de un
g rnto sig nificado, fué la que
reumo
d
29 de agosto pasa do a los miem–
dros de la, Redacción y a un grupo ín–
timo de compañeros, en torno de Gui-
11enno Luna Cartland, director de e~–
ta Revista, para expresarle los senti–
mientos de admiración y de simpatía
que ha sabido conquistarse porsucla–
r a inteligencia y su espíritu fra nco y
.a
hiert b para toclos. Y nosotros sus
compañeros de Redacción nos regoci-·
j a m o s sinceramente de este triunfo,
que es nuestro también por la peque–
ñ a participación que a su lado hay a–
mos podido tener en la obra que él di–
r ige
con
t a nto acierto y lucidez. Pero,
mejor que nuestras pobres frases de
e logio, h a n de decir las que pronun–
c ia r a , en ese homenaje otro joven e in–
t e ligente poeta: Pablo Abrill y de Vi–
vero que al ofrecer la fiesta dijo:
Señores:
Hay en la alborozada sencillez de
e ste homenaje que tributamos al cari–
ñ o y a la inteligencia de Guillermo
Luna, un aromoso
y
significativo en–
c anto de rendimiento
y
pleitesía. Los
a migos todos que fraternizan al ro–
dear esta mesa en donde imperativa–
mente les señalaran un sitio-sitio de
honor y el p6me ro p a r a ca d a un o de
e llos- el c om pa ñe ri sm o y la a mi st a d ,
ponen, co 11 la frui ció n exqui s ita de las
s a ti sfacci o ne s compa rti dHs,
un a
a r–
g enta d a n o t a d e entus iasm o , s incera
y cá!id a, al ma rg en espiritua liza d o de
de esta fi es t a . Y y o, el feliz enea rgad o
d e ofrecerlH,
110
he querid o p r ofanar
esa sencill ez v ese entu siasm o , con la
hueca vana lid a d de la s frases rituales,
a l inicia r mi brindis; porque
11 0
yengo
<I
agra decer ning ún fa v o 1·, .
CO in O
Suele
estilét rse en otro s ag a saj o s , ·¡:.i o r lrn.
bérseme co nferido lo s a tributo·s
'ele
oferente. Es el derecho, o idl d 'bi~n , t: s
el auténtico derecho de primogenitü–
r'a el que me a siste en esta a rri a ble
reunión de herma nos. No p odía ser de
otro modo, es muy estrecho y es muy
dulce el vínculo que une a l a gH sHj a d o
con el que h a bla. La infanci a d e Gui–
llermo Luna es herman a de la infan–
cia mía. Juntas a prendie ron en lo s re–
tozones esparcimientos de la escuela,
a balbucear las primeras verd a des;
juntas también corrieron en el huerto
cerrado de las primeras emociones, y
con ese afán terco que hoy la vid a nos
hace comprender mejor, tras la m a ri–
posa Je luz de una quimera. P o r eso
adquiere especia lmente para mí, un
prestigio inefable la ·demostra ción de
afecto que ahora hacemos: el m ágico
prestigio de revivir ante mis ojos la·
suave poesía de los días pretéritos y
tornarme enamorado, como un nuevo
Narciso, al contemplar mi propia ima–
gen de los tiempos idos en tan g rato
remanso de quietud.
Hay
un
doble carácter de esta o–
frenda que aunque por ninguno sea
ignorado es necesario hacer constar.
Celebramos
un
hecho insólito: Guiller–
mo Luna se ha graduado de Bachiller
en Letras
conuna tesis pletórica de
audacias
4.ueen la habitual monoto.
nía de los claustros cobró relieves de
algo inusitado. Pero como su com–
plexión ·espiritual es muy distinta de