ALMA LATINA
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Vuelve misia Asunción. Vuelven las niñas . Vuelve uno de los novios.
Hay "quorum" reglamentario Laura está ahora muy despierta y los
espectadores e1'tán soña,1do.
De pronto misia Asunción alza la
voz,
se levanta las mangas ele la
blusa y puesta en jarras grita a los mozos del Palais: ¡Fuern
!
¡fuera!
¡fuera! Los espectadores se despiertan. Alguien se pregunta si ha entra–
do Trolley a escena. Un filósofo optimista cree que la Providencia se ha
apiadado del público
y
lo arroja del teatro, La voz sigue tronando:
-¡Fuera! ¡Fuera!
El autor por espíritu de contradicción siente apremiantes d~seos
Je ..... entrar_ al proscenio, Vuelve Pepe azorado. Juan ha comet1do un
crimen. Sopla un viento de tragedia
y
el apuntador soµla más fuerte to–
{
davía, El criminal es llevado preso y el verdadero autor del gatuperio
sale a escena . Los aplausos suenan: idack! ¡clack! ¡clack! Cae el
telón .
Hay un largo respiro en la sala.
ACTO 2Q
El mismo decorado. El mismo mueblaje. El mismo público con algu–
nas excepciones. Los mismos bostezos.
. Las dos señoritas-Luis:1 y Rr_,sa--siguen cosiendo. Sin embargo
¡cuáutas cosas han pasado en el intermedio de diez minutos! Laura ha
alzado el vuelo con el den Daniel del Palais. Y en cambio misia Asunción
no puede levantarse de su silla. Ha aparecido en el barrio una señora
que se llama <CLa_Mala Fama». Esta µarece ser prima hermana de la
«grippe». Se esparce con una rapidez espantosa y hasta las señoritas
Chamorro se contagian. Según diagnóstico de un médico asistence al
espectáculo debe ser una enfermedad a los pies porque nadie puede entrar
a escena ni salir de ella. Con motivo de la aparición de doña Mala Fa–
ma, se produce un cierra-puertas y un cierra-ventanas general en el ba–
rrio. Se necesita un héroe
y
Pepe se atreve a entrar. La familia lo invita
a tomar sol en el trasratio. En la esperanza de que le hagan igual invi–
tación, Juan- que se ha escapado del presidio-entra también en escena.
Se encuentra con Rosa,
y
como desde su evasión del Panóptico solo pien,
sa en escapes le propone la fuga. Rosa duda. Hay una fuga de cnnso–
nant<:.s. Rosa llora. Y Juan se ríe. Rosa se queda
y
Juan se vá. Rosa que
sabe muy bien su papel limpia la escena para que Pepe pronuncie un dis–
curso Este se porta a la altura de su nombre. Y lanza una proclama
sobre los jóvenes humildes, sobre las desigualdades sociales
y
el servicio
militar obligatorio.
El públiC'o no sabe si reir o llorar. Y aplaude! El señor Bauclouin sa –
le a escena, le echa la culpa a los actores y
c1
ice
pH
ra
::-.í:
«¡Pero qué bue–
no me ha salido esto!ll Y el autor se vÁ. El público 1·espira satisfpcho.
Suena una bocina. No es sin embargo la ri el automóvil del señor de
la
Paz .
Es Laura que llega. Misia Asunción la recibe en sus brazos. Y
mirándola de pies a cabeza le dice: - ¿E-,te vestido te lo ha hecho Oesch ·
le? Laura se hace la sueca. Su madre la noruega. Hay un momento de
honda emoción familiar.
)?
Laura _resuelve quedarse. Pero el antom<> vil del señor de la Paz deja
\ oi.r su bocnía. Laura que d esde el primer acto estaba en relaciones con
\ ~1
autor, decide irse. Mi_sia A.sunción piens;:¡ dt:sniayarse. Pero, recorcfan –
lo que la obra no termma todavía, se contiene.
Sale luego a
la \' entana. Insulta a la lVIala F a ma. Le mete con–
versación al sol. Y entre broma
y
hroma le pide que se detenga en la bo -