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ALMA LATI JA

13

DE LA QUINCENA

Edito1ial

Voy a escribir un editorial. Un e–

ditorial muy ~ien pensado y muy

adecuado. Un editoriál formidable.

Y con el cual he de convencer

a

mu·

cha gente. Me dirán que este no es

el lugar de escribirlo.

Y

que yo no

soy la persona lla macla

a

hacerlo.

¡Bonita objección! El señor Perez

Canepa vá a publicar un libro. El

señor Bustama nte preside la Ju ven·

tud Católica.

Y

el señor Nemesio

Vargas está escribiendo la Hist11ria

del Perú.

¿

1:-'or qué

110

hé de escribir

yo artículos de f,>ndo?

¡Y

aquí una

reflexión editorial a pelo!

En el Perú cualquiera es cual–

quiern cosa. Con la añndidura ele

que e~a cosa.t·s

a

,,eces un Ministe–

rio .

Y

el

cualquiera nn pri

1110

ele!

Rey de Bélgica. Tod1, el mundo se

cree capacitado p:ua desempeñar

cualquier ofici() El que menos re·

snltann fi1rnncistn.

Y

cL1alquierotro

directnr de periódico.

Y

de oposi–

ción torla

vía Yo

no pu ede, consen–

tir eso.

Y

110

de'.)O d e_iarlo pasar por

alto en este ecl1tori :-d -Porque !si

seguimos así corremos peli~ro De –

rrepente tenemos a! ~eñor Escudero

de Dírector

el:!

la

Filarmónica.

Y

al

señor Dancourt de Presidente ele!

Ateneo.

Pero no es

mi

intención hablar de

tan distinguidas personalidades.

Conocidas son del púhlico sus me–

recimi entos y prendas personales.

Un elogio suyo en estas columnas

sería in ecesario. (Este párrafo es

tan oportuno, después de lo ante–

rior que recuerda muchos editoria–

les de «El Comerciow).

Mi intención es otra. Trata1·é

ahora de un punto excepcional. De

un punto que mi inteligencia

y

mi

visual de águila ha divisado entre

muchos

otros puntos

( Colóni-

da) . Hablaré del Centro Universi–

tario. Para tratar de este asunto

es necesario conocer el lenguaje a–

propiado. LenguHje especial. Sono–

ro.

Y

despampanante. En el cual

era un maestro el más r eco rdado de

nuestros presidentes. El señor Re–

voredo. (En homenaje a su memo–

ria leáse Revoredo donde dice Cen ·

tro).

«Señores. El Centro está en inmi–

nen tí s imo peligro de irse abajo.

01-

vírlando intereses y ocupaciones

personales no he trabajado sin0

por la prosperidad del Centro. Por

desgracia que lamento hondamen–

te, el Centro no ha conseguido snr–

gir. Mis esfuerzos han sido estéri

les.

Y

estoy con grandes éleseos de

rnandareste pobre Centr.o .... a Chi–

leu.

Retirado el señor Revoredo, la

institución

ha

seguido en decaden–

l'ia.

La decadencia es una ley de to–

cfas

las sociedades (La Epoca). Pe–

ro

ahora el señor Denegrí ha veni–

d

o a comunicarme que surge el Cen·

tro.

Y

yo . como

!;OJ

amigo de él,

estoy conforme.

Para esto va a convocar una

Convención. Una Convención estu–

penda. Irán cinco de egados por ca–

da Facnltad, y discutirán l os gra–

ves problemas

universitarios. A

puerta cerrada y a oscuras . Las

discusiones se encargarán de hacer

luz.

Respecto a la constitución de esta

gran Asamblea creemos convenien–

te exponer nuestra~ ideas. Pensa–

mos que la representación por Fa–

cultades es deficiente. Sería mejor

la representación por colores. Por

todos los colores. Inclusive los po–

líticos. Bajo este dictado se conce–

dería siete delegados a cada Facul-