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PARA ELLAS

Rincón amable,z

CUENTOS DEL TERRUÑO

LA FLOR DE LA DESGRACIA

Hoy nos ha repetido el abuelo con

yoz dolorosa y solemne, delante del

retrato del hijo demente y muerro ,

la tn'ígica historia que como una

pesadilla recordaba ha her oído ele

labios de la vieja negra Nata en las

noches de insomnic ele mi niñez.

Hela allí:

Un día se engalanó la vetusta ca–

sa. Las vajillas ele plnta ahand,-,_

na rori sus arcones de ct'd ro, los

el

a ,

mascos y los cristales alegraron el

amplio comedor. Hubo más flores

y 111{1s luz en todos los rin cones del

rancio c,1!--erón . Era que el amigo

por excelencia del

él

buelo venía a

hacerle una visita .después de largos

años pasados en el extranjero. unéls

veces como ministro y otras corno

desterrad o_

Hijos de familia amigas y Yeci–

nas, foe1 on juntos a la escuelita del

pueblo en sus mansos caballos ena–

nos, bajo la custodia de un cieno

esclavo Juan Santos, a quien recuer–

dan siempre con cariñolosancianos

de la comarca

Arrastrados antes de tiempo por

la ola revolucionaria, fueron cabe–

cillHs de montoneros

y

prisioneros

de usurpadores, generales sin sol–

dados y ministros sin cartera, se–

gún las viscisi tu des ele la suerte ,que

se t'ntretenía enjugar con esta po–

bre

.T

ulicta de la Patria, cuyos Ro–

meos no querían abandonarla. aun–

que les c,111b1se la alondra sino ante

el impern tiyo categórico de un tra.

buco o de una nayoneta ......

Vino lit guerra y presenciaron el

heroísmo de los dos inseparables

las arenas de Tarn pacá. las llanu–

n1s del Campo de la Alianza y la s

cresb1s del

I orro Solar.

¿

Cuántas

\"e(·es se l,¡¡l)íansalvadomútuamen–

te la ,·ida?

Lo

habían olvidado ya,

como hicieron por borrar de su me–

moria tochu, q uella pesadilla de pól–

vora

y

de sangre,

Y la última visita, la visita de mi

a huelo moribundo y de su hijo herí.

d() a la casa del amigo donde con

maternal solicitud, les salvaron la

vida, la iba a devolver el General

don Luis de Hache después de doce

años.