Previous Page  31 / 404 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 31 / 404 Next Page
Page Background

ALMA LATINA

11

FANTASIA VENECIANA

~eía la obra de Jorge Isaacs

baJo la, trasparen.cia del cielo ve–

neciano.

lYiientras el ·gran drama se de–

s~rrollaba en las págin3:s que te–

ma delante, los canales .se llena–

ban de los ruidos ipiprecisos y

vage-s · de la tarde. Los luceros

parpadeaban en los mármoles de

los_ palacios y en las aguas tran–

quilas de · las lagunas. Los remos

y las canciones formaban un him–

no á la noche de extrañas modu–

lae:iones.

Al pasar bajo el p,uent~ de Rial–

to, una barquilla luminosa brotó

dentro de las sombras y una blan–

ca figura de mujer se irguió sobre

ella. ¡Extranjero! m~ . dijo, soy

una flor de lot.o que trajo del

Egipto el splin de un peregríno.

S?y una garza blanca que he ve–

nido de otros climas en busca dé

amores

y

he pallado solo las

crueldades de un sortilegio.

Extranjero, soy el alma de una

'venus de mármol arrojada al

fondo de los canales p·or"·los celos

de la. amada de un Dux. Yo .soy

la . que reiné en los día gloriosos

de Lepanto

y

recojí los · anillos

todos él.e los esponsales m:l.sticos.

~xt~anj~ro, mi vida d·epende "de

ti,

Sl

qmeres q Ue te ame con tod:o

~1 hE;lenismo· de mi alma exquisi–

ta, traeme un col1ar de estrellas–

y un.a túnica de rayos de luna ....

.L?, aparición volvió á sumer–

girse en las sombras. Quedé me–

di_o loco. La góndola siguió .va–

gando sin rumbo por canales cada

vez más estrechos y más lumino.

sos. De pronto un tritón cogió de

proa la débil barquilla y la arras–

tró hacia la profundidad azul.

Ví. las paredes trasparentes del'

palae;io de Neptuno, las flora~i~.~

. nes extrañas de los jardines de

las Náyades. Los rayos de . la lu–

na trepaban como enredaderas

por las ramas de los áirboles de co–

ral los que florecían en ramilletes

· luminosos· de estrellas ....

La deidad misteriosa me espe–

ra?ª.

el en clar~ os?uro del puente

trag1co. Sus

OJOS

resplan'Íecieron

á través del velo blanco cuando

recibió el beso plateado de los

luceros. Su góndola de nacár se

hundió en las aguas y Desdémo–

na en persona puso su breve pie

sobre la borda de mi barco. lVIe

cantó una canción muy larga y

muy triste que ref_er;ía como du–

rante largos años vivió encadena–

dá á un s'órtilegio, como amó en

silencio la belleza esplendorosa y

pagana de Lord Byrbn y como

veló el su_eño lleno de pesadillas

del Pálido Alfredo de lVIusset.

Yo la había libertado de su

c_autiverio, yo te.nía derecho

á

que