ponerle el cascabel al gato. El doc–
tor;Bernales es capaz de halarse á
un Colegio en una hora. Y los seño–
res Borja, Maravotto, Quiroz, Ve- .
ra, Roca son capaces de sacarles
peras al olmo.
Así son los delegados. Hay en
su sicoJogía una evidante influen–
cia del medio. Los hay lánguidos
y escuálidos, representantes de
años estériles
v
debilitados. Los
hay decepcion~dos y tristes, como··
los de los últimos años de las Fa–
cultades. Y así se forma el
Co–
mité del Centro tocios los años.
~
Festejemos á los portadores de
tantos ideales .
¡Ahí vienen!
¡Ahí se acercan!
;Aquí están los nuevos delegado~!
Un delegf! do excepcional
.
El cronista que escribe estas
lín
eas no cursa Ciencias Políticas.
Es
u.nalástima. Primero: porque
podría estudiar el asunto que hoy
le ocupa desde el punto dé vista
del Derecho Internacional. Las
enormes proyecciones del hecho
par a do.s naciones. Seg,rndo: por
que hubíera tenido el gusto de vo–
tar por el señor V etancourt Aris–
teguieta. · ·
roes,presidentes,arzobispos,genera–
les.Y cla~o está que con tales ·ante–
cedentes el Sr. Vetancourt es un
jóven de grandes méritos persona–
les.
Sólo que como el señor Vetan–
court reside en Lima no puede
~er ni héroe, ni presidente.
ni
ar–
zobispo.·
Y
es poeta. Pero en estos
tiempos ser poeta es como ser cin–
dadano . Dígalo
siuo, la Nueva
Antología de poetas modernistas
que publica sern,1.11almente la casa
editora de la calle de Pando. De
modo que .el
Si',
Veta.ncourt ha te-
nido que dirigir su fecunda acti–
vidad intelectual hacia otros ho–
rizontes. Porque algo de notable.
tenía que realizar el descendiente
]e tales antepasados. Escribir
la.'
historia de los hechos
y
hazañas
de sus abuelos le hubiera sido
fá–
cil. Pero ¡es tan Jarga! que el se–
ñor Vetancourt ha desistido. Y se
ha h8cho anticuario. ¡Quizás si es
el des-tino de Jos últimos vástagos
de las noblezas que se a.gota11
!
!Quién pudiera conocer al Sr.
Vetancourt! ó mejor dicho: ¡Qnién–
pudiera conocer el l\Iuseo del Sr.
Vetancourt. Lo primero implica
''io
segundo.
Porque
él
lleva
á
visitar su Museo a cnántas perso–
nas tiene el gu, to de conocer.
.
. Cuentan que es nu IVIuseo ma-
., ravilloso. 'Un Mnseo Internacio–
nal. La casaca del Libertador. El
hilo -de que peudió la vida del '
Gran Napoleón en w 'aterloo. La
piedra con que David mató á Go–
liath. Una autográfa del Cardenal
·Cisneros. Una es~ultura hebrea.
E l caso es que el señor Vetan~
court ha sido .elegido Delegado
- por el ler. año de .Giencias Po'1í–
ticas.
Es un acto 'de cortec:,ia interna–
cional si' nos permite la frase el
Sr.
J
erí. El Sr. ·V etancourt Aris–
teguiefa es venezolano. Se lé co- '
noce al hablar. Venezolano' de pu–
ra cepa. ' De 'aquellos que descien–
den en línea recta de lós proceres
de la independencia: Tiene desde
ellos una ' serie de antepasados hé-
Un obsequio· del' General Huerta,
y
muchos obsequios de la juven–
tud peruana. Verda.deramen~e in–
teresante sería nuestra Yisita.