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ALMA

LA.TINA.

9

· Sólo

qu~ nos parece -descortesía

ir

á

visitr,_r el Museo del Sr. Ve–

tancourt acabándole ue conocer.

Com:> también nos parece descor–

tesía obligarlo

a

servir de Dele–

q:ado ante el Centro, cuando ap~-

lo hemos saludado después

de

, llegada. Porque el Centro

U

ui–

versitario es el Museo de nuestras

li

viandade!".

U

na serie de cuentas

an-tiquisimas,

verdadera curios i–

dad económica. El hilo de la in–

triga de que pendió la vida de un

Comit~. La piedra que·un Comité

le echó al Comité· an1,erior, tapán–

dole un ojo. La :firma de una obli–

gación por muchos soles. Más va–

liosa.que la del Cardenal.

Una

pla–

ca escultórica que recuerda que

el con.greso por hacer política a–

p laudió la indisciplina estLld ian

til.

Mu.chos obsequios de -un Presi

7

dente

á

can;ibio de manifestacio–

nes, clubs,adhesión incodicional.Y

ausencia completa de la juventud

peruana. Este es el museo Estu–

diantil. Quédese pués el sr. Ve–

tancourt en su museo.

Y

nosotros

en el nuestro. Seria una lástima

que el sr. Vetancourt

se

dedicase

á

otro museo además del suyo. No

tendría tiempo para nada. Y cuen–

tan que habrian ojos llorosos

y

mejillas pálidas que lament8.rían

el hecho. Porque el

Sr.

Veta1.–

court tiene un gran partido entre

el sexo delicado.

Más partido que en su año. Y

seguramente que él h.a de preferir

el amor de ellas, que la compañia

de ellos.

T. G.

n'ÜR.

Divaga~iones lf\ver11ales

~

~

Uffff....

que

frlo •...

si

me

e-a–

la

los huesos. EfectivamentP., no

nos hemos equivocado. El in–

vierno se ha presentad-o en Lima

<lemasiado vigoroso como se pre–

.sentó el verano

á

principios de

;año. 8-olo alrededor de una ri..

quísima estufa

y

<:on un cigarr:–

llo habano

ó

egipcio entre los

-dientes

w

pue-de estar --contento.

Pero tiene muchos admiradc–

res el invierno que esperan su

VE–

nida como esperaban el -maná del

·cielo los israelitas.. Cuando llega.

€Sta estación

se sienten más

-agiles, llenos de vigor. Conozco

-algunos que

s-e

estaria.n_durmien-

.

r ·

<l:o todo el

v-eranr0

para

<l,e~pei:-ta

,

en

el

invierno.

Así como

t i~me

admiradoreP,

tiene mu<::hos atra<::tivos: de otro

modo no me explieo.ría la canti–

dad d-e desocupados

ó

..:aplana–

dores de ,cal les» como vulgarmen–

te se les dice. Aquello d-e pararse

en la esquina del Portal, Leonard

ó

en el Kiosko de la Merced para

contemplar extal'liado

e l desfile

incesa:nt,e de esa bellísima carava–

na de p

ollitas todas rodaadas de

piel.es

ó

abrígos dejando vislum–

brar solo su 3:ngelical carita

y

te–

miendo

á

cada rato colocar su

menudo píeieecillo en algun cha~-