ALMA
LA.TINA.
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· Sólo
qu~ nos parece -descortesía
ir
á
visitr,_r el Museo del Sr. Ve–
tancourt acabándole ue conocer.
Com:> también nos parece descor–
tesía obligarlo
a
servir de Dele–
q:ado ante el Centro, cuando ap~-
lo hemos saludado después
de
, llegada. Porque el Centro
U
ui–
versitario es el Museo de nuestras
li
viandade!".
U
na serie de cuentas
an-tiquisimas,
verdadera curios i–
dad económica. El hilo de la in–
triga de que pendió la vida de un
Comit~. La piedra que·un Comité
le echó al Comité· an1,erior, tapán–
dole un ojo. La :firma de una obli–
gación por muchos soles. Más va–
liosa.que la del Cardenal.
Una
pla–
ca escultórica que recuerda que
el con.greso por hacer política a–
p laudió la indisciplina estLld ian
til.
Mu.chos obsequios de -un Presi
7
dente
á
can;ibio de manifestacio–
nes, clubs,adhesión incodicional.Y
ausencia completa de la juventud
peruana. Este es el museo Estu–
diantil. Quédese pués el sr. Ve–
tancourt en su museo.
Y
nosotros
en el nuestro. Seria una lástima
que el sr. Vetancourt
se
dedicase
á
otro museo además del suyo. No
tendría tiempo para nada. Y cuen–
tan que habrian ojos llorosos
y
mejillas pálidas que lament8.rían
el hecho. Porque el
Sr.
Veta1.–
court tiene un gran partido entre
el sexo delicado.
Más partido que en su año. Y
seguramente que él h.a de preferir
el amor de ellas, que la compañia
de ellos.
T. G.
n'ÜR.
Divaga~iones lf\ver11ales
~
~
Uffff....
que
frlo •...
si
me
e-a–
la
los huesos. EfectivamentP., no
nos hemos equivocado. El in–
vierno se ha presentad-o en Lima
<lemasiado vigoroso como se pre–
.sentó el verano
á
principios de
;año. 8-olo alrededor de una ri..
quísima estufa
y
<:on un cigarr:–
llo habano
ó
egipcio entre los
-dientes
w
pue-de estar --contento.
Pero tiene muchos admiradc–
res el invierno que esperan su
VE–
nida como esperaban el -maná del
·cielo los israelitas.. Cuando llega.
€Sta estación
se sienten más
-agiles, llenos de vigor. Conozco
-algunos que
s-e
estaria.n_durmien-
.
r ·
<l:o todo el
v-eranr0
para
<l,e~pei:-ta
,
en
el
invierno.
Así como
t i~me
admiradoreP,
tiene mu<::hos atra<::tivos: de otro
modo no me explieo.ría la canti–
dad d-e desocupados
ó
..:aplana–
dores de ,cal les» como vulgarmen–
te se les dice. Aquello d-e pararse
en la esquina del Portal, Leonard
ó
en el Kiosko de la Merced para
contemplar extal'liado
e l desfile
incesa:nt,e de esa bellísima carava–
na de pollitas todas rodaadas de
piel.esó
abrígos dejando vislum–
brar solo su 3:ngelical carita
y
te–
miendo
á
cada rato colocar su
menudo píeieecillo en algun cha~-