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SILUETAS
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.·,
XI
Ninguna n1ejor que Ella n1ereciera el dic–
tado de belleza. Se u, ,ieron en la esplenrli–
dez de su tipo la delica< leza ingénua y suave
de los rasgos, la gracia fil..'xible rlel talle y
el
hondo
y
sug-ert"nte misterio de los ojos.
Cu ;, 11do n1ir:1 s , >11 sus pupila~ como dos
diamantes 11eg ,·os de ca1nhiantes reflejos, pe–
ro animarlos de u
11a
exp1-esión intensa y ~ub–
yugadora
¡
ior el n1ilagro n1aravilloso ele la
Vida
y
de la Juventud.
Es blanca, éttra vente ,. esbelta como un
lirio.
.Y sus m<1nos_,páli , 1;1s y sedeñas tienen
un suave prestigio ari~Locrático.
Su non1bre evoca el melancólico y poéti–
co recuerdo de una de esas mujeres que na–
cieron y vivieron para ser amadas y Cé1nta–
das por la lira de oro de un Poeta inm.ortal.
Nombre arm.011ioso
y
breve, al que la gloria
del Petrarca rindit-ra
el
pleito-hom.enaje de
sus sonetos triunfaks .
Es_ por su belh·za
y
por su gracia genui–
na1nente limeñas, un botón de rosa que pone
su nota primave1·al en el ram.illete encanta–
dor en que sus hermanas triunfan en una so–
berana conjunción de Hern1osura, Juventud
y Lozanía.