2
r.
ndmir~cion
de
todo
el
Orbe , que craxcron
en
so send
las
mJs preciosas Muge res, las Heroyoas
ma;
ilustres de
la Antigüedad, dexarian de
tener
btJ~n
gusto por no haber
conocido Madres mercenarias (
Lo
cierto
es ,
que
ni
los;
Templos de Aten Js , ni
los Pórticos de
Egipto ,
ni los;
Capirólios de Roma serían tan celebrados, si sus Mora–
dores hubieran padecido la desgr;cia de conocer ageno re–
gazo ; pero no por falca, ó defeéto de
antigiied~d
drxaril
de ser recomend3ble nuestra cosrnmbrc en esta materia,
si por otra parte no fúera can desviada de la misma razon.
Se engaiían mncho los que no teniendo verdadero mérito.
de presente, apelan al sagrado de la Antigüedad.
Examinemos la materia sin preocupacion , coteje"'!
mosla con las iniinuadas relaciones,
y
veamos como
Dios,
la
Narnraleza mi sma,
y
la Humanidad contribuyen
á
la
st1Gsistencia
·y
conscrncion de las criaturas
rJcionales ;
comiderese un hombre recirn nacido , que entre gemi·
dos,
y
sollozos exige
a
ge no socorro para adquirir los
medi os de su conscrvacion,
y
quando reconozcamos
la
liberalidad de eHe Dios
Cl'l
haber proveido con
rnper· ,
abundanci1 de aiimento aquellos miembros , que criados
con mucha anricipacion
para
em~
efeéto , csmbieron sin
exercicio hlse<I el mas crícico
y
oportuno tiempo, qL1?n–
do veamos
la
naturaleza que obediente
á
las disposiciones
de su
Cria~or
se representa como violenta
y
oprimida
con
la abundancia de sm frlltos,
y
qua ndo veamos á la
Humanidad , que en
otro
tiempo por medio de una sua·
ve
legislacion contribuyó
b.
rellnir ,
y
proteger las causas
ir.mediam del nuevo individoo, tiene otras muy proporcio·
nldas para el ef:élo de su consc rvaci on ; vnemo¡ tambien
por necesaria consequencia
qtie el
fin de Dios, de
la
NalUraleza ,
y
de
la Humanidad
en ,rns rc:spcétivas
pro-
1ví11cn~
.,