-'2
z.
~a
empezaron
á
cons1mr en esr3s
y
otras sin número
de patarltas aborros
Je\
mas absorb:::me luxo.
Es c;erto que la mas remota Anri¡:iiedad ofrece
tal qua! exempln de esta especie ,
y
muchísimos casos
en que ha sido preciso valerse de bs mis:ms . fieras para
sustenrar
y
alimentar los Hijos, como sucede en el dia en–
tre iofinicos Pobres , cuya miseria no ofrece ocras como–
didades : pero estos
y
orros exemplos de su especie, co–
mo procedentes de una legÍtima necesidad' lejos de auto–
rizJr,
y
hacer recomendable la costumbre quasi univer–
sal de nnesrros riempos , la cubren de verguenza
y
horror. El uso de alimentar los Hijos tiernos con age–
ria leche por mero gusto , por mero antojo , por velei–
dad, por razon de estado , por
c~pricho,
por prcocupa–
cion , ó por error no fue conocido en la Andgiicdad "
11i en las mismas Naciones culras , ni en los Payses mis–
mos salvages . Vcase la Historia Sagrada desde la Crea–
cion de! Mundo h1sta la Ley escrira , desde esta h<lsta la
venida del Mesías , sin omitir
!J
Hi storia profana , en ro–
das sus Edades , Epocas, ó Siglos desde la p1 imitiva di–
wisioA de aquel en Naciones, Potentados, Reynos,
y
Pro·
•incias; sígase
el
órden cronológico de sllcesos por los
diez
y
ocho Siglos quC' ya contamos ,
y
no hJllandose
conocida semejante costumbre , hasta quasi nuestros mi'–
rnos ; : : {Pero es posible que sea tan reciente una inven–
cion tan honrosa , como capJz de distinguir una MJdre
noble dt una plebeya
?
Sin dl1da que no habia en la An·
tigüedad talentos de invencion , y buen gusto en materia
de educacion
!
Es regular. <Mas habrá quien se tome
la
resolucion de proferirlo? Atenas,
y
Roma Teatros de la
gloria humana , que traxeron en su seno los Hombres
~as ~randcs d~
la Antigüedad
?
~tc~as
y
Roma pasmo
y,
,daj~