l
4
f.
:p!eos.
la
gloria de semej:tnte' Heynos debe
~umcnrarse
'continuamente
á
medida de las riquezas, que arra he · el
Comercio>
y
fos syHemas de
l.osGoviernos ,antiguos ,
y
·modernos· de. todos los Puebbs nos lo
ens~ña:i
.p,H
exp~ri·
'fncia. No
hly ·
c}a5e
de grnces, qtie co1itrihuya mas al Es–
tac.lo, que
la
de los Comerci.1nres, no solo por
su
indus-
·tria, por su foiga, por su inteligencia de fdbri cas, de com-
1
prar
~
de vender.,
·y
de hJcer
mbm~ rias
á
otrJs NJcioAes,
·sino t:ambicn porque alivia n•al País' de lo :qm: le inc'.omo–
·da;
y
procuran aquello x:¡ue necesica· para·sL1
conservacion~
y
defensa.
La opulencia .conii: te en tener abllndanremente
qoanto sea necesario,
y
preciso· para vivir·
comodament~'',
y
CHO
es
lo tiue
nos
procura
•el
Comercio;.
La· tierra pro..
doce los bienes; el Comücio los reparre. Los beneficios
del ComerciJnte anunciln los provechos del Estado,.
y
I~
vent3jJs de Jos dos son el anrí,loto :contra la miseria de
los Pueblos. El Reyno poderoso es aquel, que puede ·llC·
oar
el thesoro del Principe, sin in.vcnt:ir mbJcos,
impues~
tos, ni vcjJciones,
y
3quel que en el llirecienre eHado
de su Comercio halla recor50s uguros,
para
socorrer fas
·urgenciJs . Facilmente conocemos el ,manantial de la opu._
-lencia de las Republicas. Los Législadores,
·y
los
Princípe~,
·que la Historia anrigm,
y
modern?·nos propone por
d~cha.
dos de
perf~ccion,
emblecieron la fr licidad de rns Reyna·
dos sobre la
firmi1ima
basa del exercicio c,lel
Comercio;
y
<le la Agricultora;
y
solo los ' tyranos . hicieron
consi1rir
la
j;fdndeza de los
~uyo s
en los
a1
bio ios de oprimir
á
los
Poeb!os, por medio de pnjas
1
.y
posrnras de Arrendado–
res,
é
infames Alcavaleros.
Los votos de los Comerc.:ianres, insrruídos
pnr
sus
proprio$
intereses en
lo$ de la Agiicultura1
de la MJrioa,
y