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vilizadas, procediendo
a
la extirpación de toda la fami–
lia del caudillo, sin exceptuar
a
las mujeres ni niños,
pues los que no pasaron por los
más
atroces suplicios
inventados por la perversidad humana, al aplicárseles
la pena capital dictada por la justicia españoi]a, fueron
enviados
a
España para que pe,recieran durante el via–
je, por el bárbaro tratamiento
a
que estaban sometidos,
o
que acabasen sus días en los aljibes de los presidios
peninsulares. Uno de estos desgraciados fué Juan Bau–
tista Túpac Amaru, medio hermano de José Gabriel,
quien después de indecibles penalidades, minuciosamen–
te relatadas en su "Memoria", más que octogenario, lo–
gró
volver
a
tierra americana, en 1822.
Mucho se ha escrito sobre la rebeilión de José .Gabriel
Túpac Amaru y sobre los movimientos que la siguieron,
hasta culminar en la revolución de la Indeperidencíct
:_-de
la que aquélla sólo fué el primer esilabón de la
cadena-
pe·ro aún falta mucho que investigar y mu:.
cho que
adarar.
Y
es por esto que Loayza ha dedicado
lo mejor de su tiempo en el Archivo General de Indias
de Sevilla,
a
reunir una riquísima documentación
so~
bre ese interesante período de la historia
peruana.
La "Memoria" de Juan Bautista Túpac Amaru, que
mo–
tiva este libre, y que tiene por título "Cuarenta Años de
Cautiverio", no es sino
una
mínima parte del material
acopiado por Loayza, y
tiene especial importancia por
lo que respecta
a
la patriota y famosa familia del héroe
de la primera revolución americana, cuya historia es
preciso divulgar. 'Pero si son de subido valor histórico
los relatos de Juan Bautista Túpac Amaru, revisten
así
mismo gran interés las anotaciones y comentarios de
Loayza, y
la inserción de valiosos documentos, inédi–
tos en su mayor parte, tanto para confirmar los relatos
del indio,
como
para refutar, victrn·iosamente, la teme–
raria inculpación de impostm hecha al autor de la
"Me–
moria" por el publicista italiano Angelis, y seguido por
otros ·historiadores, inclusive
Odriozofo,
dejando así mis-