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Rincón amable~

Ramiliete de San-pedranas: seño ritas Violeta L eca ros Cavero, Blanca Rosa de Abrill, Ma–

- r í-a Elguera Diez Canseco y ):'epita Ca vero Tello.

/

Sor María

Cándida Echeverría

Trabajando silenciosA, hnjo el

claustro secnlar, elaborando Hhne–

ga clnmente e n esa inmensa colmena

ele virtud y ciencia, ha.lesa parecido

<le entre nosotros la madre Echeve–

n-Íél.

Espiritu superior, conocedora ad.

mirnble de nuestro m ed io, ele nues–

t ras tendencias y flaquezas, emí)a–

pada,

cn a l rocas de la idiosincracia

li1m.fí

a , l a m ncl re Echeverría dedicó

s1 1s m

ej o r e,, años a la educació n

es.

me rad a

y

prolija de ese sin número

ele co razones juveniles que han for–

rnnrlo h oga res modelos, de los que

se en orgullece nuestra sociedad.

Fué ahí, cuando pequeño la cono–

cí, al l a do d e mi madre (antigua

alumna

y

una de sus predilectas)

y

cuando, más tnrde , en el trascurso

de. los años, comprendiera su

talen–

to

y

saber.

Bondadosa

y

amable, tuvo

siem–

pre para todos una sonrisa halaga–

doro

y

una gal a nterh exquisita., .....

una palabra de protecc ión, ele con–

.sue-lo,

Dota c1a .de una vas ta ilustració n,

la m a cl re Echeverría hiz o de la Es·

c uel a No rm a l un -

colegio

modelo ,

ndaptando aélm ira blem ente los úl–

timos adelantos en !as ciencias, la :

letras y el arte . Despa rramó en h1 s

n o rnrnlistas su enorme caudal ck

conocimientos, h ac iend o de cada

alumna un a m!lestn-1

H oy mismo

podemos palpar el fr uto de sus des

velos, con el resurgimiento de la

instrucción e n el Pertí.

Ha muerto co n la mi s m a au1zura

y

bondad con que se desliza r o n los

años m ás preciosos de su ex isten .

cia. Fué un a r1elicacHsima rosa, cu–

yas h oj as se m a rchitaron

y

caye–

ron . pe r o cuyo pólen sedesparramú

fecundando nu evos campos.

:i\ll urió co n la sen ris a en los labios

y la pRz en el corazón.

No p odemos permanecer indife–

rentes en es t a h o r a de a m a rgu r a

y

de ll anto al dolor de nuest r as ma

ares

y

h e rm a n as, a l que n os unimo s

con el más íntimo sentimi ento.

EDUARDO RECAVARREN ULLOA .