ALMA LATINA
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nosa de la tierra ardiente de Andalu–
cía, evocación de calles moriscas, de
tiestos de claveles
y
de huertos de na–
ranjos.
En la música sonora de su heráldi–
co apellido hay reminiscencias de vie–
jos capitanes de los tercios de Flan–
des, de oidores severos que escribían
madrigales y amables marquesas que
mira~a n el paso de las procesiones de–
tras del encaje de sus celosíns.
Y parece que en sus ojos oscuros
durmiera toda la leyenda heróica de
su raza y que en la suavidad de su
sonrisa reviviera el encanto de todas
Jas abuelas de su rancia aristocracia.
Su voz es regocijada y sonora, co–
mo para ser acompañada con el entu–
siasmo de las castañuelas
y
el ras–
gueo de las guitarras. Por esó cuando
en las reuniont:s familiares se sienta
al piano y canta al alborozo de algún
aire sevillano, se desvanece el ensueño
de lajóven castellana que suspin~_ra
en.elclavocordio el poema dela Rosa,
y revive la retozona alegría de la nue–
va raza, de la pujante juventud., del
capullo qelicaclo
y
fragante en que ha
fbreciclo el árbol centenario de sus
blasones. ,...... ,
¿No te figuras,
lectora, la silueta
evocadora de la gentil y distinguida
ex-sanpedrana que me ha inspirado
el entusiasmo de estas líneas?
Contrabando Postal
Señorita Rosita.
Ya habrá visto pu–
blicada su segunda carta en la sección
respectiva. Pero e.orno nos pide satis–
facciones apelando a nuestr.a caballe–
rosidad, p a samos a dárselas: Cree–
mos a piéjuntillas que es Ud. una Co–
legiala de 3
st
clase y que a pesar de
sus crudezas ha leído Ud. la Mujer de
Fuego
_va
Marcel Prevost . Que no es
Ud. ,, na pollita de quince abriles si
110
que ha pasado las 25 prima veras. Y
esto lo creemos sinceramente por que
también· crecn10s lo que nos dice "que
todos los sábados leía
Ur1.
las cr6-
11icas de Cabotíri en la revi s ta "Actua-
lidades" que aparecía en 1905 Verdad
,
que está Ud. un poco atrasada en sus
estudios. Pero ríase Ud. <le eso. No ha–
ga Ud. caso de las monjas, que noso–
tros estamos convencidos de que Ud.
sabe más que todas ellas juntas... ..... .
Y esperamos que con todas estas
satisfacciones. nos revele su nombre
en una próxima carta prometiéndole
la más absoluta
resen·a de nuestra
parte.
Señorita Dolly.
¡Es Ud . -encantado–
ra, Dolly! Lástima que no haya Ud .
flirteado nunca. Habla Ud. del flirt co–
mo una profesora. Y c:omo estamos .
obligados a creer todo lo que nos di–
cen, le creemos aque1lo de
su
ignoran–
cia en el asunto. Pero tiene Ud. en
cambio una intuición maravi1losa ' de
las cosas. Las adivina Ud. Debería
Ud. dedicarse a pitonisa y sacaría
buen provecho. Su composición "El
flirt" nos ha encantado. Pero es muy
corta. Podría Ud. aumenta rla
é
inter–
calarle episodios tomados del natu–
ral. Y entonces tendremos el gusto de
publicársela.
Señoritas Estre11a, Rosa Pura, Iris,
La.urita y Nora.
No se preocupen Uds ..
mucho . La cosa no merece la pena.
No se vayan a desvelar por nuestra
caus~. Les prometemos sinceramente
no ocuparnos de Uds. ni de sus ojos,
ni de sus nombres. Hemos encontrado
excelente su idea, Es sobretodo de
u_na modestía superior.:Probablemen–
te Uds. son de las que van a fundar
un nuevo convento en Lima. Asi se
explica su humildad. Sigan Uds. en su
proyecto. No les hagan caso a los mo–
c~tos que les dicen gue tienen ojos _pre–
cwsos.
Suelen decir mentiras mayo–
res. En cuanto a la cuestión de ¿que
ojos preferimos? la galantería nos
obliga a
igualarnos a los mocitos y
a contestarles que los negros, ya que
las cinco confiesan tenerlos así.. ........ .-
pero imparcialmente
y
en verso que
es como Uds quieren:
Los ojos que mas inspiran
son los que nos miran.