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ALMA LATINA

DE LA QUINCENA

El

2

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año de Jurisprudencia

Es un año filósofo. Contemplativo.

Nunca se habla ahí en el lenguaje vul–

gar. Desde el Sr. Barreda hasta el Sr.

Arana: todos tienen un lenguaje supe–

rior. Distinguido. Alambicado a ve–

ces. Es la serena filosofía la que ocupa

todos los espíritus. Todos los alum–

nos tienen una elevación

superior.

Son mudos. Serenos. Inescrutables. Vi–

ven con la imaginación y con la mira–

da en el éter invisible del espacio.

No se sabe si son alegres o melancó–

licos. Nadie recuerda el timbre de sus

voces. Nadie sabe sus opiniones . Ni

sus ideas. Muchos han tratado de co–

nocer sus juicios. Y solo han consegui–

do-acaso del mns expansivodeellos-al–

guna seña afirmativa con la cabeza.

Y son unos sabios. _~_un no lo han de–

mostrado. Pero lo demostrarán. Se

les conoce en la cara. En lo que miran.

En todo lo que callan. Uds. podrán

darse cuenta de lo que es el segundo

año de Jurisprudencia al saber que

esta ahí el Sr. Znlen.

La expresión quintaesenciada de su

clase. ¡Oh el Sr. Zulen! Un cerebro. La

enciclopedia hecha cerebro. Este Sr.

Zulen universitario es el mismo que

el Sr . Zulen de la Pro-Indígena. Pero

bajo otro aspecto. Bajo el ler. aspec–

to es un virtuoso de la palab1-a. Es–

c1·itor. Orador. Polemista. Pero el Sr.

Zulen universitario es la cristaliza–

ción ele su clase. Pierde toda• .;u elo–

cuencia. Se achica : Toma un ait-e hu–

milde. Diríase ün cura de pueblo. El

cura de Mira flores por ejemplo. Pier–

de toda su fogosidad. Se le paraliza

el habla . Y se Je ponen los ojos en

blanco. Los qne le ven en las clases,

en los cl a ustros, ¡en los exámenes! no

le conocen en la calle. El Sr . Zulen tie–

ne alma de Frégoli.

El Sr. Ba'rreda tambien está en el

2

9

año. Tiene un rostro griego. Sere–

no.

Impasible. Marmóreo. Nadie

creería que debajo corre sangre de

veinte años . Dicen que antes hablaba.

y

que gritaba mucho. Que tenía una

voz muy buena. Muy sonora. Hasta

musical. Los amigos de la música

aplaudían a morir cada vez que ha–

blaba. Hasta querían formar una Fi–

larmónica Universitaria para oírle.

Pero un día famoso se dertruyó el

proyecto. Era una función de gala. El

Sr. Barreda tenía a su cargo una par–

titura muy difícil. Y echó un gallo. Un

gallo horroroso. Desconcertante. Di–

sonante. Co'mpletamente desentona–

do con el resto de la orquesta- Y fué

una bulla infernal de cuyas resultas

no ha vuelto a hablar

¡

Pobres sus ad–

miradores!

Pero para eso está ¡ahí el Sr . Valde–

rrama! A buena voz lo ganarán pero

a hablar no. Tiene un repertorio ina–

cabable. Un diccionario de la lengua

por entregas. Y el Sr.

Valderrama

choca en el 2

9

año. Es una

excepci.

ón.

Así como el Sr. Vaiverde en el 4

9

o.

O en el 3er. año donde todo es subido

de tono. Donde hasta el elemento fe–

menino tiene trazas de Carlota Cor–

hay la dulzura virginal del Sr. Gazatz.

En carnbig el Sr. Ugarte, el Sr. .Po- '

rras (don Marquitos) o el Sr. Basom–

brío son unos sepulcros por lo calla–

dos .. Unos sepulcros en forma de obe–

lisc0s . El espíritu filosófico llevado a

su máximum de elevación.

El Sr. Pizarro tambien es fil6sofo.

Digalo sino su rostro socrático. El

Sr. Escudero filósofo del amor v de la

música. El Sr. Raffo filósofo del Dere–

cho. El Sr. Nicollini filósofo por estos

días. El Sr. San Cristoval filósofo de

la imitación. Y

los

señores Arias

Schreiber, Bueno, Arana

y

Távara fi–

lósofos partidarios de la doctrina de

la asociación. ,