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ALMA LATINA
majestad de aquel mandatario que en su larga y dolorosa via-cruci~ se vió
insultado, amenazado
y
escarnecido
y
que apuró hasta el fondo la copa de las
injurias y de los peligros sin que su voluntad de hierro flaquease un solo ins–
tante.
Y hubo sin embargo nn momento en que olvidó las amarguras de esa s h o-
ras y acudió al lecho de agonía del hombre mas grande que hemos tenido ..... .
Lo vimos después perseguido en la impotencia de su vida privada ataca–
do en su hogar, encarcelado y desterrado por la ingratitud de los que le de–
bían todo.
Hoy estudia en el "extranjero los grandes problemas de finanzas mundia–
les, da opiniones el Parlamento Inglés y sigue seguramente con patriótico an
helo los agitados vaivenes de nuestra política que en los 3 años de su ausenci a
ha recorrido toda la escala de las humillaciones, de los asesinatoi y de las ver–
guenzas .
Si no queremos que se cebe en Leguía la injusticia que fusiló a Sa1averry,
que aprisionó a Castilla y que amargó las últimas horas del gran Piérola,
debemos ver en él al futuro redentor de esta raza que crucifica a todus sus
'IT
,
~\_ es1as.
Preciso es que para ese talento y para esa energía harmónica mente co:::–
binados, tengamos algo mas r¡ue una frase de afecto. Preciso es que en torno
suyo se forme un pujante partido de principios que realice nuestras inexpresa –
das aspiraciones.
Por eso quiero que la juventud cante conmigo en este día de anun cia(:ión
y
de florecimiento el himno redentor de sus creencias
y
de·sus esperanzas,
y
que al lege:ndario ¡viva Piérola! ele la gloriosa epopeya del ayer, suced a el gri–
to precursor de un nuevo poema y de un nuevo esfuerzo de la raza:
¡y1va
Leguía!
RA.
Go.
SA.
ODA ALAS GLORIAS DE DON FRANCISCO PIZARRO
"l
la
fáma
de
él
se
divulgaba.
de
todas partes por todos los
luga–
res de
la
comarca".
SAN
LUCAS
A tí mí señor don Francisco Pizarra
yó te saludo con las palabras evangelistas
y
es por tu porte tan elegante como bizarro
qut un Ditirambo brindo a la gloria de tus conat~istas .... .. ..... .
.
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.... ····...... ····n~i·
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~~~-ig·~· ·
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·~~j;¡a·; ··.. ···.. ·········.. ·... ·.. ····.. ·· ·········.. ······
y en lo alto del pecho en un ensueño de combates v de sol
fulge la coraza como dama encantada
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que avivara el ingenio del soldado español.
En el casco armonizan los brillantes penachos
que pasea n al viento su epopeva triunfal
y en la boca los hirsutos mosfachos
hacen juego a la barba del menton señorial.