Como
fa
tierna Madre, que el doliente
Hijo,
1:i
cn a
con lagrimas pidiendo
algt.: na cosa, de
la
qua! comiendo
sabe, gue
h3
de doblar!e el mal que siente.;
y
aquel piadoso amor
110
la
co;.1sienre,
que considere el daño, que haciendo
lo
que pide hace; va coiriendo,
y
aplaca el mal doblando el accidente!
asi mi emfrrmo,
y
loco pem:unicnto
&c.
.
Con
q~c
Señoras miJs.
~
En
que quedamos
?.
Puede .
ocupar algun lugar en el Semana1 io C1ítico una matcri
a,
en
que rnrcresan tanto los pedaciros riernos de sus cmraÍlas,
abandonados, tal vez,
á
los 1igores de unz Madre estr31ÍJ,
á
pesar de ese amor can proclamad o, tan presw como mere·
cieron ser libres del estrecho claustro,
y
deHinados por
la
mi,ma
naturaleza,
á
diifrutar las ricrra 1ca ric ias, que h:obi1
prevenido en el regase de sus propias Madres
?.
Pues
s,
ño·
ras
mías
no es ouo el peosamicnro. No es otro, que pre·
sentJr
á
Vrns.
alguna s importantes retlexlones, haciendo ver
las fo neHas consequencias, de enagenar rns hijuelos en los
primeros rasgos de su educacion: los defectos que ocasiona ·
en
sus
tiernos cuerpecillos,
el
abuso de alimentarlos con le–
ches agenas,
crasas,
ó
sustanciosas: la. mu cha debilidad que
produce en sus nawralezas el aparato wpc1 íluo de fa jas,
ro •.
pas,
y
amb3g::s: los muchos ddi.cros que hacen retardar
m
locucion cxpcdí ra,
y
otros desordenes de
ese~
11arnrakza,!
abusos
codo s
con5iderablcs, que,
t:il
vez, imposibili- ·
tan la pc·rfccc ion
Íl
ica
de
los niños; como lo hacei;i cam.
bien
en
la linea moral , coscas,
y
preocu padas . idCas que
ror
OlTO
e1 1ilo,
á
propo1c io11
~tm(janre,
Í1
Ítmdcn Cn
SUS
a! •
mas, quando
quierrn
ccmu11ica1
ks
·alguna
r.cicion
de'
Dios,
d(:
los Espíricus,dcl
P~capo;~e
lal
costumbm. &~.,' y
en
.
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