Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas prender la resurrecci6n de los dioses. Junto a1 taz6n de una fuente, cabe el borde de algún rfo, o en las playas que acaricia el mar heleno, esperan, inútilmente, ver sur· gir la -rosada carne de alguna ninfa desnuda. Pero estamo~ .en el parque. Sobre el silencio profundo queda flotando aún el incienso de la fiesta. ¿Duermen ya nuestros huéspedes y personajes? Entremos de puntillas por si acaso. Sin hacer ruído, despojemos al salón de todas sus ropajes que, mañana, podrían dar testimonio de la irrealidad de hoy. Fuera las alfombras, y esas arañas, y esa vajilla. . . . Así, mondo, sin huellas materiales, el recuerdo apare· cerá más puramente deshumanizado. Será como la evoca- ción de un film sin contornos ni escenario, que no suce· di6 jamás. Sólo el impalpable motivo temático de un vals estilizará su inexistencia. Ahora, si usted no lo juzga indiscreto, podríamos en- trar un minuto en el cuarto de ella. Será curioso -y be- lle>-- observar cómo reposan los Sueños sobre la incons- ciencia del Peligro. Sí, pasemos. Esa blanquecina claridad del amanecer nos ayudará a entreverla como a través de un prisma fan· tástico. Será nuestra visión una visión esfumada, impre· cisa, casta. ¡Chissss! Duerme. Acaso no: acaso cerró sólo los ojos para ver más y más profundo. Observe usted su rostro-di· vinamente sereno-. Su cuerpo virginal. . . . Ese brazo, caído en arco sobre el pecho, como ciñéndose, amoroso, a una cabeza invisible. . . .

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx