Playas de vidas: novelas cortas

Rosa Arcln1ega nua leyenda de Noel y de los Reyes Magos cuando escala- · ran un día la chimenea de su casa para dejarle una _caja de juguetes; si es usted, en suma, un espfritu capaz de comprender el enternecimiento de una flor bajo la caricia de una mirada romántica, s'fgamé en mi noctul1la cacería de sue:fíos. Probablelnente usted está neuras~nico y hastl::ld.b del intenso ajetreo de di~ meses de vida urbana. Pos1blé- mente gravita sob~ ~u tléstrozado esptrttu -como pesada losa de realidades-, la ldea de la prolongación intleftn.1. da de su prosaica Vida burocrática, sln fugas tdekles post bles, y anhela usted unas 'Vacaciones veraniegas cotno deliciosa liberaci6n . . . Los agudos pitidos de los trenes, al taladrar la noche, ya no le son indiferentes desde el instante en que pensó usted abandonar la ciudad. Proyecta usted un viaje hacia las playas del norte o hacia algúl'l verdegueante valle don· de duerma la quietud de su siesta un pueblecito cual· quiera ... Piensa usted exactamente como yo. Yo tambi6n pro- yecto ese viaje para mi varaneo lluaorio. Gozo por antlcl.. pado imaginando extra:fíos paisajes; no puedo oír ya sin cierto íntimo regocijo el triunfal silbido del tren rasgando. como una lanza, el embrujo de la noche • ¿ Quiei-e usted entonces que, juntos, realicemoa este viaje de 'Vacac16n? ¿Sl! Pues . . . _¡al tl'en! l:>esde é~te momento empezamos a sofiar nuestra novela é de vei-ano.

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