Playas de vidas: novelas cortas

30 dicho: "Es usted encantadora. Déjém.e usted que la quie- ra" ... Mis ojos, esta rnafiana, te han radiado: "-. . .- ..... ,, - ........ ' ". , ...-, il ." .~ • ¡Signos cabalísticos que os resistís a ser palabras por- que las buscaríais en vano!: en vuestro propio Idioma in- terestelar habréis sido quizá comprendidos. Y e)Cplicados a estas horas. Y estos otros que ahora le estoy enviando; y los que, más ardientes, le enviaré mañana; y los que te radiaré -¡Oh, Estrella Polar que marcas la dirección única de mi vida!-- después que me dejes ciego y vuelvas a ascender, serena, a tu cenit. • • • Seis noches de navegaci6n. El cielo está sin estrellas porque yo las he enhebrado una a una en el hilo de plata de mi ilusión para colocarlas después alrededor del camarote de Primera, número 45. Tampoco el cerebro está ya esta noche en su cabina de mando. Ha ido descendiendo, peldaño a peldaño, tramo a tramo, hasta situarse a la altura del ·corazón del trans· ~tlántico. Se ha colocado a tu puerta --Oh estrella de mis moradas celestes-! Pero tú -¡Laura; Ofelia, Luisa o Alicia!- no lo de· jes entrar. Porque el corazón es ex.traordinariamente más curioso que el cerebro. Porque el corazón es de carne.

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