Playas de vidas: novelas cortas

28 Rosa Arclniega !estos moscardones que te rondan desde que subiste a mi nave. Uno de esos entes ciegos por los que tú aseguras con pestillo la puerta de tu camarote. Y te ocultas a mt Laura, Ofelia, Luisa, Alicia: ¿Duermes? ¿Velas? ¿Cap- tas en este minuto alguno de ·mis temblorosos radiogra- mas? Yo, desde la cabina de mando del puente, te sigo, ¡Oh, mi Estrella Polar!, que me guías en la noche. * • • Cuarta noche de navegación. La recta se convirtió definitivamente en círculo. El círculo en espiral. Voy cerrando raudamente mi trayec- toria ... Cada hora, cada minuto, va aminorando mi recorrido de traslación y acelerando, por tanto, el impulso de la marcha. Mi fuerza centrífuga es inferior a la fuerza centrípeta .que tira de mi. Rota así la armonía de la estabilidad, iré, irremediablemente, a estrellarme contra el sol de mi sis- tema planetario. Contra tí, única estrella que luce ya para mis ojos en lo alto del Universo. ¡Cuatro noches de navegación! ¿Cuatro? Pero ¿qué sentido de la unidad es éste? ¿Qué nueva medida del tiem· po es ésta? . . . ¿Cuatro? Yo navego por estos mares hace años. Muchos años. Miles de años. Eternidades. Eternidades que ahora se han

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