Playas de vidas: novelas cortas

26 Rosa Arcintega trella polar, mi única estrella, ánte la que languidecieron todas las demás. ¿Laura, Ofelia, Luisa, Alicia? . .. : Tú; MUJER. Sólo TU, cualquiera que sea tu nombre. Laura, Ofelia, . Luisa, Alicia: hacia ti se dirige ahora la aguja imantada de mi brújula, Estrella Polar de mis futuras rutas. Para dar vueltas en torno tuyo -sólo para eso-- trabajan los hombres desnudos de las calderas pro- fundas; para girar alrededor de tí, he ladeado el timón y adormecido al radiotelegrafista. Para ser tu satélite, he escogido estas horas _noctt~rnas de servicio. Para asomar- me a la .borda, y poder ver, a solas, el halo de luz· que irradia de tu camarote -¡sólo para eso!....... vigilo siempre alerta. ¿Comprendéis ahora ......-¡estrellas, constelaciones!-, por qué no os miro ya? ¿Comprendéis la razón de ser co- llar de d1amantes enroscado al cuello de mi estrella? ¿Ha- béis medido el fulgor de esa otra estrella que rutila en la noche bajo mis plantas? Laura, Ofelia, Luisa, Alicia -ignoro tu nombre-, ¿hace dos días, o dos siglos, que subiste a bordo en un puerto? ¿Navegas conmigo desde el viaje primero, o eres la más reciente de las pasajeras? ... Como sea, es igual. El tiempo no anda. Porque, ante tí, Belleza Eterna, el Tiempo no cuenta. Yo venía contigo desde la Eternidad y por eso busca· bn las estrellas. Yo intuía tu fascinadora luz desde lo in· finito y, por eso, indagaba en la ancha pizarra los ángu• los cortantes que aminoraran el camino. ¿Comprendes ahora poi' qué, al encontrarte, a1 cho·

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