Playas de vidas: novelas cortas

270 Rosa Arciniega ¡¡Horror!! Secos, violentos, agudos, sin interrupción suenan en la noclle los besos ~ipasionados de cinco tiros de revól- ver. -¡Mío, Ignacio; mío para siempre! Por los confines del cielo ha cruzado la ráfaga de un oósmico es t remecimiento. Victoria, con el arma humean- te en la mano, sigue enhebrando delirios: -Ignacio, Ignacio: escudha; ¡la maté para que no me estorbara! Ahora eres mío .... , mío .... ¡Solos! (Laura, desplomada, se ha dormido sobre las espinas de un rosal. Compadecida, una rosa restaña con sus pé- talos la sangre de sus heridas). Pasa una lechuza lanza.indo torvos siseos. * • * Súbitamente, los mastines de la noche se despere- zan. Pro'.Yectan sus aullidos lúgubres hacia el fantasma de la muerte. Suena un murmullo humano. Se acerca la gente. -i Un crimen! -¿Dónde? -¡Tiros! -iUn crimen! Alguien escala la verja. Abre la puerta. Penetra, ru- gidora, la ola hirviente de un tumulto. Rodean el cuerpo exánime de Laura ....

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