Playas de vidas: novelas cortas

, Playa de Vidas 257 Esclarecidos ya los antecedentes de los personajes, vamos a intentar ahora la reconstrucción del suceso mis- mo. Para ello bastará con que, situados en el escenario anteriormente sugerido, nos limitemos a seguir los inci- dentes del drama que van a desarrollar nuestros prota- gonistas. <Ellos, compadecidos de nuestra morbosa curiosi- dald, se avienen a escenificar estas "reprisses"). Han pasado -desde lo que podríamos llamar pr6l0- go a lo que será acto primero y único- tres años. Victo- ria ha llegado .al último recodo de su física decadencia. En su espíritu lacerado, suena todavía el eco del recuer- do de Ignacio. (Ignacio, para ella, es únicamente la oque- dad de un nombre sin concreciones físicas). Laura, orquídea abierta al ambiente de las humanas inquietudes, ha escalado el ápice de la plenitud vital. La orquesta de su sensibilidad bullidora aguarda la llega- da de un impersonal director para iniciar una patética sinfonía. ¡Cuidado! Ese director esc~nico está cerca ya. Va a hacer su aparición en el tabladillo de esta real farsa de un modo improvisado. Es domingo. Las horas matutinas se han vestido de armiño para recibir el saludo del "angelus". El paisaj!~ presiente la fiesta y el pólen de la alegría se desparrama en el aire. Repican las campanas. Como el domingo anterior, como el otro, como el o-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx