Playas de vidas: novelas cortas

Playa ,de Vidas 251 (E:xipreso desde aquí mi agradecimiento a mis in- quietos inquilinos del Inconsciente por su trabajo afa· nardo --Y positivo~, mientras yo dormía). * * Para ceñirme lo más posible a la versión que me han proporcionado mis traviesos elfos del sueño, es urgente, ante todo, el rápido ensayo de "una reconstrucción del hecho". Lo que requiere, naturalmente, que empecemos por trasladarnos al "lugar del suceso". Exentos de todo pre- juicio, de toda idea convencional al respecto. Nosotr.o3, a!hora, nada sabemos de lo ocurrido. (La versión oficial -O la versión vulgar- ha sido arrojada al desván por inservible). Con nuestra placa de la atención absolutamente lim· pia, acerquémonos ai escenario. Sencillo, según ustedes pueden contemplarlo: Una pequeña "quinta" en las afueras de la ciudad. Como en una reproducción miniaturesca, todo en ella es diminuto, juguetonamente minúsculo. Un jardín en miniatura, un "boudoir" en miniatura, una escalera en miniatura. . . . Las halbita:ciones son apenas cuadrícu- las de ajedrez. Esta, más grande __con su piano, con su;; candelabros, con sus butacones afeipadoS-- semeja un salón de recibo. Visto desde la peque:ñ.a azotea de la "quinta", el pa-

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