Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 247 versión cri'minal". . . . , "los deseos reprimidos" . . ., "cin- co tiros en la noche". En mi coctelera interna se agitan, explosivos, estos raros ingredientes. Forman una mezcla turbia. Pienso, entonces, aterrada, en el extravagante "cock- tail" que pudiera resultar del total de estas dosis de vida adicionadas sin .el cálculo previo -ni la fórmula- de un exipertísimo barman. . . . ¡Terrible, terrible! Todo en ellas es extraño, insólito, singular. Para con- seguir un producto medianamente novelesco, me verh obligada a ensayar una trabazón, un esquema artísti!:!O con posibilidades lógicas y falsear la verdad real para construir una verdad htpotética. ¿Cóimo lograr esto? ¡Complicado, complicado!. Tendría que empezar, ante todo, por buscar un pun- to de referencia. El que ofreciera más probabiltdades de exactitud. Este: una mujer, con tendencia al misticismo; que al ver enamorada a su hermana la mata de cinco U- ros. Pero ¿por qué la asesina? ¿Por qué? ¿Qué psíquica reacción pudo impulsarla hasta el crimen? Y, después, ¿qué complejo extravío le hace concebir aquel amor tan puro por un hombre inexistente? Es preciso especific::i~ todo esto, esclarecer estos puntos oscurísimos para que el relato tenga al menos alguna 16gica. Porque la realidad puede permitirse el lujo de no ex- plicar sus misteriosos hechos ocultos -"ineX'crutables, Señor, son tus deslgnios"-; pero al novelista sí se le exigen aclaraJCiones de los suyos. ¿Cómo explicarlos?

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