Playas de vidas: novelas cortas

.246 Rosa Arciniega ¡Te:raninarla! Imposible. Releo lo escrito, intento reanudar mi pensamiento, formarme la "composición de lugar" que abandoné en la mañana de ayer. . . . No pue- do; no encuentro nada; se me escapan la razón de por qué escribí todo esto y las consecuencias finales. El guión de mi novela comenzada se ha fugado cau- telosamente de mi laboratorio dé experimentación en el transcurso de un día sin vigilancia. Rebeldes, los per- sonajes se han libertado de mi dictadura, aprovechando las horas de descuido. Pienso en la conveniencia de movilizar a la Brigada de Policía estética contra personajes prófugos, ordenán- dola su busca y captura por entre los recovecos de la. Distracción. . . .Pero desisto de esa medida tiránica e ilega l. No quiero entregas forzadas. Detesto las violen· <;!ias. Entonces, r esignada, rompo lo escrito, arrojo la es- tilográfica sobre la mesa y digo adiós al proyecto. No habrá novela. Bus•cando la fertilidad de los silencios, me encie- r r o en el caracol sonoro de mi "estudio" a:buhardillado. Sola. Sin compañías librescas. En largo y fecundo o- cio. Péro el caracol sonoro tiene hoy extrañas resonan- cias. Albsorta, las dejo ensayar capridhosos acordes en torno mío... "Amor ·libre".... , "estética del crimen".... , "la hermana pura".... , "la hermana mfstica". , "la per-

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