Playas de vidas: novelas cortas

.232 Rosa Arciniega avenidas, ni las pierdes en estos tenebrosos callejones. Pasas sucesivamente del cielo a la tierra, de la tierra al subsuelo, gozando equitativamente de las tres 'dimensio, nes por igual. ¿Por igual? Me pareció, desde ayer, que pasabas por mi ciudad más de prisa que otros días. Huidizo, herméti- co, arisco, ·esquivando los •tentáculos de la tentación que yo alargaba hacia tf desde el hueco de mi ventanilla. ¿O será, tal vez, que no has reparado siquiera en e· llos? Con todo, yo me prenderé desde hoy de tus vestidos, de tus ojos, de tus brazos, al pasar. Fuertemente. Para re- tenerte, para fijarte junto a mí. Y, si no, 1para que me lle- ves, para que me eleves contigo hacia esa otra dimensión de lo azul, a la que yo ~mariposa frustrada de la tierra- no puedo tender mis alas paralíticas, estos brotes de alas que nunca reflorecieron .... * * * Horas del amanecer.. ~Un billete de veinticinco, señorita. . .. Mis ojos, mis brazos.. m_i cuerpo todo ha temblado an- te esta sencilla petición. Tiembla también en el aire la vi- bración de su voz. -¿Ha dicho usted de veinticinco? -Sí; de veinticinco. Aproveoho esite retraso, provocado por mi atolondra-

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