Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 199 --.No, sor J ·esús; por favor. . . . Podría despertarse. Con ]a preciosa carga entre mis brazos, cruzo una pequeña puerta, un corredor estrecho y largo. Asciendo por una escalera; traspaso otra puerta. . Aquí; en esta luciente snla de auroras vitales, ahora dormidas todas y en silencio . ... Una cuna .... , otra .... , cuarenta .... , cien. Marcho por entre estas triiples hileras de abiertos nardsos blan- cos, de puntitas, silenciosas, con cuidado, para no ahu- yentar con mis pasos a los querubines del sueño que, so- bre la corola de cada uno de estos narcisos, han plegado sus alas; para no estorbar la sincrónica armonía de sus respiraciones. Por fin, una flor solitaria: una cuna vacía. Para tí, número "1.094", pobre Daniel, último inicio de una vida llegada a mis dominios e inocentemente dormida ahora entre el tibio calor otoñal de estos brazos míos congela- dos. Aquí; rodeado de todos esos tus otros hermanos en infortunio, sigue durmiendo. Durmiendo hasta que la vi- da te despierte. • • • De nuevo, a mi puesto. A mi salita recogida del tor- no. Junto a mi ventanilla de cuentas corrientes de vidas. Esta noche tampoco me toca velar ante ella. Pero, como ayer, defenderé tercamente mi puesto de voluntaria, ape-

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