Playas de vidas: novelas cortas

184 Rosa Arciniega tE:: aborrezca. De que te desprecie como si supiese ya el va- cío que existe tras de tí. (Desplomada, abatida, Gloria es -contémplenla us- tedes- una frágil muñeca de biscuit. El, sin cumplidos, le vuelve la espalda. Se aleja. Mientras ella, quedamente, misteriosamente, susurra: "Te espero; y cuando llegues, ta.mpoco me encontrarás"). Ahora, intrigados por la suerte de nuestros persona- jes -que orgullosos con su aparente libertad no reconocen nj recur ren a nuestra realidad superior- esperemos hasta mañana. P uede entretenerse el que quiera en seguir contem- plando otra vida de las muchas que viajan en este mundo- flotante. • • • Otra noche. La escena, siempre idéntica, puede resultar qmzas un poco aburrida; pero nosotros, inhibidos por completo de la actuación de nuestros personajes, no somos culpa- bles del escenario que elfos escojan para representar su auténtica farsa. De todos modos, más amenidad que ayer; Gran "soi- rée" a bordo. La parte central de la cubierta es un fantás- tico jardín de flores invertidas. Abejorros con negras alas de frac rondan en torno. En un ángulo, Alberto. No es necesario que les haga notar a ustedes su in-

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