Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 157 (Como la vacuna, en este caso, es una vacuna psíquica, nos hace falta un espíritu). Hay que buscarlo ... ¿Dónde? Realizaremos una pes- quisa policíaca por los rec?vecos del Recuerdo. Existen, agazapadas en · él, cientos de sombras puras anhelando sa- lir del Limbo de la posible Nada. Pero no podemos precipitarnos. Vamos a realizar un interesante experimento y, por lo mismo, nuestra selec- ción habrá de ser minuciosa. Empecemos, pues, por ex- traer la esencia de la frase dictada por el arcángel de las anunciaciones para poder dictaminar en qué frase puede resultar reactiva: "Te espero; y cuando llegues, tampo- come encontrarás". Aparentemente, es este un virus melancólico, nostál- gico, sedante como la morfina; pero, sometido a un minu- cioso análisis, acusa en seguida su terrible composición explosiva. Hay que inyectarlo, por tanto, en una sangre similar, isotónica, en un espíritu de idénticas características: apa- rentemente, abúlico, escéptico, introvertido, pero realmen- te pasional, explosivo, trágico. Tendrá que ser, además, un espíritu un poco imaginativo, con algo de místico y un mucho de sensual. Desde luego, reconcentrado. Enemi- go de la alegría estridente y externa. Conoce del amor la parte carnal. Ha creído amar algunas veces. Es rico, viaja sin objeto aparente . . Con esto empieza a perfilarse ya el boceto del perso- naje que necesitamos. Ahora nos resultará fácil su cap- tura. Pasemos revista al film de nuestros recuerdos.

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