Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 149 otra punta del empalme, recoge su idioma cürado. ¡Núme- ros también sus palabras! • • • Quedaron ya atrás -en mi ruda jornada de hoy- las horas dinámicas de la vigilia. Suavemente, paulatinamen· te, los nervios fatigados de la urbe van cediendo en dina- mismo, se aban.donan, laxos, al sopor de los descansos. El cerebro, sin solicitudes ya de la periferia, se sumerge, pa.;; so a paso, en un benéfico reposo . . . Son. menos cada vez los caminos solicitados; menos también las fibras que responden a las acuciosas llamadas. El cansancio, el derrumbe físico de energías se acusa aquí en mi tablero enceldillado, donde, cada vez más intermi- tentes, apenas si se encienden algunas lucecitas nochernie- gas. Y, si se encienden, su fulgor no es ese fulgor radian- te que tendrían a otras horas. Es más apagado, más opa- co, más irreal. Más opacas, más irreales, más lejanas tam- bién las voces que solicitan enlaces. Turbias voces de la subconsciencia que se levantan dentro del cerebro de la urbe dormida. . Nervios superexcitados por el intenso trabajo diurno que, aún en sueños, emiten una tenue vi- bración. Artificialidad de pensamientos que, recónditamen- te:, se elaboran en lo profundo de la oscura zona. Aquí vibra uno . . . -Se:fiorita, con el 4-8--3. Busco el oculto nervio; lo sacudo con repetidas lla-

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