Playas de vidas: novelas cortas

X a sí mismo", Nietzsche -el Nietzsche cambiante como la· superficie del Mediterráneo- proponía: "¿qué te dice tu. conciencia? Lo que ella te diga, eso debes ser". La conciencia le dijo un día al retratista de sus pro- . píos tumultos interiores en "Zarathustra" que debía elogiar, a Wagner, y comenzó a elogiarlo. Pero, antes de dar cima a su. apasionada apología, su conciencia le advierte que- "Wagner es una falsedad estética" y, entonces, Nietzsche sfl pronuncia contra el ídolo. Cuál era entonces la autén- tica conciencia de Nietzsche? ¿Dónde, su unidad? He ahí una posible superioridad de la obra de arte bre·· ve sobre la extensa obra de arte. La primera puede- respon· der más certeramente, más' ahincadamente al movimiento interior que se trata de exteriorizar. En ella cabe aprehen- der mejor el p6len de que brota ese movimiento, el abono qne alimenta sus raíces, la savia que trepa hasta sus ta· llos. La novela corta -por referirnos a ella ooneretamen·· te-- es a modo de una "nota de diario",. de una "saeta mís- tica,. que responde a un "momento determinado" del au•' tor. Es, germen y fruto, dado dentro de un "clima .,mquf., cof'tl en el' que no se ha producido la más leve- mutación atmosférica. , (Lo que sería difícil sostener de la novela larga, entre cuya gestación, floratjón y recoleccl6n me-· dian las variaciones de muchos meses, los altibajos de va•· rias estaciones). La novela corta es el producto de una tensión insbl:n-- tánea, no sostenida -y a veces decadente-- como en Ja, novela larga. Representa una labor, química de sbltesliJ,, de extractaei6n, de condensación, de qublt.aesencfa. Es-

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