Playas de vidas: novelas cortas

riaya de Vidas 11'1 fruto de todos mis tormentos, me bastas. Junto a tí, aún todo lo que he sufrido me parece poco; aún lo que me resta por sufrir, me lo parecerá también. ¡ ¡Y me resta tanto, tanto!! . . . . • • • Se fueron inexorablemente una a una, como pulsa· ción a pulsación se va la vida, todas mis monedas. Ya, re- siduos del gran naufragio, apenas si quedan entre mis de- dos algunos menudos objetos que vender. Ya, apenas si restan en mi espíritu los leves puntales de una remota esperanza de encontrar con qué comer. ¿Cuándo el fin de este drama cotidiano, iniciado ha· ce cuatro meses? ¿Cuándo un respiro en mi angustia fa· tigosa? ¿Cuándo un resquicio de luz en esta perpetua ne- grura? Oficinas, obradores, trabajos rudos, todas las humanas canteras de las que, con mis uñas, quisiera arrancar unas migajas de sustento, están cerradas para mi. Puertas, qui- cios, escaleras, desoladas calles de la ciudad: ¿por qué esta guerra a muerte que me habéis declarado? ¿No habrá en tl un diminuto rincón, Vida, para mí? ¿Ni ese siquiera -tan pequeño- que para esconder una desvalida Inocen- cia te pido? ¿Ni ese? Días ... Días ... Días ... Nada afuera, en ese cir·

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