Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 111 plácidas lágrimas; os estoy viendo agrandadas, titilantes, unidas todas por . delgadísimos rayos luminosos que son como el halo circundante de vuestras cabelleras, y, en vo- sotras, quisiera anegar toda mi aflicción, toda mi profun- da miseria humana. En vosotras quisiera dormirme ... , dormirme ... , dormirme ... Así, mecida por esos compases lejanos, embriagada con los tóxicos de todas las esencias de esta noche agosteña; totalmente desligada de la doliente arcilla carnal, de la tremenda realidad humana que, en libertad también, re· clama y golpea ahora' insistentemente las paredes interio- res de mis entrañas .... • * • Agosto.... Septiembre. . Octubre. Nada. Nada den- tro de esta jaula de días anodinamente iguales. Nada tam- poco a mi lado, en estas mesas de trabajo de mis compa- ñeros. Nada de nuevo en mi ventanilla de anuncios. Cuan- do más, un cambio de fecha en mi libro talonario, un nuevo despojo en . el almanaque insobornable que pende frente a mí. ¡Ah, días pasajeros: quién os pudiera ahora cetener! ¡Quién erigir un dique ante la labor que cada uno de vosotros vais forjando en mis entrañas! ¡Quién pudiera estancarte ahora, oficina telúrica, oficina cósmica, esencial oficina biológica, regida por leyes inesquivabl~s!

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