Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas · 109 seductores los caminos de Liberación que tú me mues- tras! ... ¡Y es tan estrecho, tan asfixiante este cuarto de pen- sión, frío y rígido como la rigidez de una conciencia!.. .. -¿Se puede entrar? Rápidamente me incorporo del lecho en que estoy re- costada. Procuro comprimir mi cuerpo lo más posible; ali- so mis cabellos . . . Tengo miedo de las miradas inquisi- tivas, de los ojos femeninos, penetrantes y suspicaces. No, no; todavía no; aún no ha llegado la hora fatídica. Todavía mi secreto puede quedar enterrado en mí misma ... -Adelante. Son dos compañeras de pensión, dos empleadas que, como yo, han de hacer florituras con los números para estirar inverosímilmente su exiguo sueldo hasta fines de mes. Las miro: me miran. (¿Malignamente? ¿Irónicamente? No. "Cree el criminal que todos leen el crimen en su fren- te"). -Qué, ¿no quieres venir con nosotras? Hace una no- che estupenda. Se trata de un paseo nada más. Hay que despejar un poco la cabeza. ¿Salir? Sí; quisiera. Me convendría; serfa además un acertado artificio para aventar inquietudes. Pero me sien- to tan cansada, tan infinitamente soñolienta ... Me disculpo: -No tenía intención. Necesitaría volver a arreglar- me . Saldremos mañana. Se van por fin. ¿Con la sombra de una sospecha?

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