Playas de vidas: novelas cortas

Playa de Vidas 107 a paso, los "Viacrucis' ', sin Cirineos, humanos! Es tan te- rriblemente sencillo hacerse insensible peana ante las lá- grimas reiteradas de todos los días!). * • * Pero, al fin, el reloj que pende en el testero de mi celda de empleada ha dejado caer sus lentas campanadas sobre la monotonía de mi trabajo. Es la sonora clarinada que anuncia un alto en el fuego. Es la hora de mi diaria li- beración. Y el cuadrilátero de mi ventanilla cae también sobre el mostrador, rápido como una guillotina del tiem- po. Por hoy, quedó cerrada mi Lonja de Dramas. Liqui- dación total de lágrimas y desasosiegos, traducidos en di- nero para mi empresa. E, indirectamente, para mí. Para mí, viviente drama vulgar también, al margen de los otros: de los que, a uno y otro lado de esta com- ruerta ya hermética, abren sus fatídicos signos de inte- rrogación a un mañana inquietante, sin horizontes y sin sendas. Para mí, nueva y pobre víctima del engaño más antiguo, del engaño eterno, del engaño del amor en su grado más humano. ¡Traiciones del corazón! ¡Traiciones de la carne -me- jor- "enferma y pecadora' ', que: después, sólo el espíritu ha de pagar en un lento sollozo innumerable y perenne de noches glacialmente solitarias como ésta! Como ésta. Aquí. En mi reducido cuarto de pensión.

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