Una llave, un mar, un puente : el impacto de la selección de libros en la formación de lectores

31 sión espacial, cierto dominio léxico y sintáctico de la lengua, conocimiento de los códigos narrativos, paciencia, imaginación, pensamiento lógico, ca- pacidad para formular hipótesis y construir expec- tativas, tiempo y trabajo. Un texto es un construc- to que hay que deconstruir y reconstruir y esto exige esfuerzo, aunque ello no signifique que esté exento de placer. Leer no es resolver un crucigra- ma, pero sí es encontrar un sentido. El sentido no es el famoso mensaje del que tanto se habló (o mal habló) en otro tiempo o, mejor, no es un mensaje que se desprenda de él, sino el mensaje que es. El sentido del texto no es algo que se sobre añada al texto, es, repetimos, el texto mismo. El texto es la parte invariable de la lectura, su pilar, y el espacio común de todas las lecturas y el que estas sean va- riables y distintas no procede de ninguna cualidad inmanente si no, como veremos, de los diversos factores que se cruzan y entrecruzan durante el proceso de la lectura (Bértolo, 2015, p. 48). Un texto como un constructo, como una casa que va- mos armando, poniendo un ladrillo arriba de otro. Pen- sando y repensando, adquiriendo habilidades continua- mente en una relación dialéctica entre lo que leo y cómo lo leo. Pienso en lo valiosa que es esta idea de «sentido»; deberíamos quedarnos ahí a vivir mucho tiempo. Pero ¿qué es el sentido del texto? Tantas veces se pregunta a los niños y a las niñas acerca del sentido. Y es imposible

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